El estado de Hidalgo será impactado por dos grandes proyectos del gobierno federal. En primer término, el Aeropuerto internacional Felipe Ángeles (en el área limítrofe con el Estado de México) y el segundo, en la región de Tula con un hospital de especialidades.

Se trata de dos obras emblemáticas para la presente administración federal, porque en la primera se auguraba un camino muy complicado. Hay que recordar que se tenía más del 30% de avance en el anterior proyecto de aeropuerto en Texcoco y López Obrador, decidió echar marcha atrás. A cambio, se comprometió en concluir una nueva terminal aérea en tiempo record y lo logró.

También hay una historia que contar sobre el nosocomio. Ahí se trata de aprovechar un área que iba a ser ocupada por la construcción de una refinería proyectada durante el gobierno de Felipe Calderón, que no se construyó.

En los dos casos se trata de cuestiones relacionadas con un antecedente muy cercano a la corrupción. En el caso del aeropuerto en Texcoco, se conoció que los terrenos aledaños habían sido adquiridos por grupos cercanos al poder para construir fraccionamientos de lujo. Aquella compra ocurrió a precios irrisorios para obtener ganancias millonarias. 

A lo anterior, hay que sumar el daño ecológico que se hubiera producido en el lago que todavía cumple con una función importante en los acuíferos de la zona e impacta directamente en las especies que ahí viven.

Por otro lado, el proyecto en territorio hidalguense viene muy a doc después de tener en aquella región, un evento trágico. Recordar que derivado del desbordamiento del río Tula, perdieron la vida algunos pacientes en el hospital del IMSS por la ubicación del mismo.

Ahora se utilizarán 17 hectáreas del terreno -que consta de 700-, para construir un hospital que estará terminado el 21 de marzo de 2023 y que contará con 144 camas y 34 especialidades, además de una Unidad Médica Familiar.

Estas son buenas noticias para la entidad, que hasta hace poco era referencia de abandono por parte del gobierno federal. Esta administración en cambio, parece más empática con Hidalgo, que a diferencia de sus vecinos, sigue siendo un lugar con poca industria, desarrollo, infraestructura, inversiones, entre otros. 

Ojalá que estos proyectos (uno concluido y otro por iniciar), sean detonadores de la economía regional. Porque nos hace mucha falta subirnos al tren del desarrollo metropolitano, como lo han hecho nuestros vecinos: Querétaro, Puebla, Estado de México, San Luis Potosí y Veracruz.

Aunado a lo anterior, nos hace falta un viraje en la administración local. Los gobiernos del PRI han sido empáticos con grupos económicos específicos, pero han descuidado a otros sectores. En el marco de una elección donde se renovará la gubernatura, es probable un cambio de dirección con miras a tener nuevos criterios que permitan mayor desarrollo y crecimiento.

Eso puede ocurrir el próximo 05 de junio donde los hidalguenses tendrán que hacer un balance sobre las opciones políticas que tienen enfrente. Se puede seguir por el camino de siempre o tener la posibilidad de conocer nuevas opciones.

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