Una sana práctica de las democracias contemporáneas son los debates. Este intercambio de opinión nutre a la política y confronta puntos de vista, dentro de un marco de respeto y pluralidad. Incluso diría que los debates reflejan a plenitud, uno de los máximos valores de la democracia, la tolerancia.

Los países que se caracterizan por esta práctica (no solo en tiempos electorales), son los que mantienen más saludable su vida pública. Porque en la actualidad todos los puntos de vista deben ser tomados en cuenta en las acciones de gobierno.

Existen espacios específicos donde se desarrolla el debate, por ejemplo el parlamento. Pero en todas las esferas del poder cabe el cuestionamiento y la disertación de ideas. En síntesis, la discusión sobre temas que afectan a la nación, es fundamental para consolidar una cultura cívica.

En este tenor, es gratificante saber que los encuentros de ideas entre candidatos a cargos de elección popular, son cada vez más frecuentes. Y no solo eso, también se van perfeccionando para beneficio de todos.

Hay que recordar que en una primera etapa, los participantes en una mesa de discusión confrontaban puntos de vista hasta caer en la denostación. Ahora, sin embargo, sin dejar de ser ácido en los comentarios, también es posible encontrar propuestas e ideas bien planteadas entre los participantes del debate.

En Hidalgo, como en otros estados del país, tendremos una elección concurrente. Es decir, habrá comicios federales y locales el mismo día (2 de julio del presente). Eso nos permitirá ver varios ejercicios de debate organizados por las autoridades electorales e incluso por instituciones de educación superior.

Sea cual sea el resultado de estos ejercicios, lo mejor es que se está socializando la práctica en todos los que participan por un cargo. Es imperativo que cada candidato este consciente que el elemento discursivo y de deliberación de ideas es parte fundamental de su labor.

Bienvenidos todos los debates porque nutren a la sociedad, a la política y al sistema democrático. En sentido inverso, los países que no debaten tienden al autoritarismo. Por eso siempre hay que ver en positivo la confrontación de puntos de vista. Y hacerlo en base a parámetros que permitan un intercambio de posiciones a la altura de las circunstancias.

En este particular cabe el reconocimiento a las autoridades electorales, que son las principales motivadoras de estos ejercicios y a las otras instituciones que también auspician estos mecanismos como las cámaras de profesionistas, agrupaciones empresariales y como se dijo antes a las instituciones de educación.

No todos los debates dejan buen sabor de boca, incluso muchos de ellos son ocupados como parte de una estrategia electoral, pero en el fondo todavía gozan de buena salud en un sistema muy complejo como es la democracia.

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