Francisco Olvera Ruiz, ex mandatario estatal del estado de Hidalgo, busca ser candidato del PRI por el distrito federal con cabecera en Pachuca. Lo anterior, además de ser un atrevimiento representa un acto desesperado de su partido, por pretender ser competitivo en un estado donde hace tres años perdieron seis de siete posiciones en el Congreso Federal.   

Hace poco un gobernador al término de su responsabilidad, tenía dos opciones: seguir en la vida pública en algún cargo de la administración federal o retirarse de la vida pública. Lo primero, era equivalente a un premio por su labor, lo segundo una salida cómoda para disfrutar de los acumulado durante seis años.

Sin embargo, los tiempos han cambiado. Ahora, los que antes fueron los hombres o mujeres fuertes en los estados, parecen añorar los viejos tiempos y aspiran a regresar por sus fueros. No obstante, las condiciones no son las mismas.

Un ex funcionario con aquel nivel de responsabilidad, es difícil que tenga a todos contentos al término de su encargo. Es natural que la toma de decisiones deja algunos aliados, pero también algunos adversarios. El secreto de esto es que los primeros sean más que los segundos.  

En el caso que nos ocupa es evidente que Francisco Olvera tiene cuentas pendientes con los hidalguenses. No solo es señalado de utilizar indebidamente recursos públicos, sino que unos de sus colaboradores –actualmente en la cárcel–, ha señalado a su anterior jefe como el responsable de su actuación.

En sus palabras, según consta en una comunicación escrita que realizó desde el penal de Pachuca, el exsubsecretario de Administración y Finanzas de la Secretaría de Educación Pública de Hidalgo, Pablo Pérez Martínez, acusa a Olvera diciendo: “es inconcebible cómo las autoridades han sido incapaces de detectar alguna irregularidad en tu patrimonio. Como contador, puedo decirte que resultan evidentes las inconsistencias entre tus ingresos declarados y tu patrimonio, que te tiene viviendo como rey; eres propietario de edificios, de mansiones y vives en la opulencia sin trabajar”.

Agrega: “Y menos puedes explicar las razones de tu libertad, porque sólo se explica que mediante tráfico de tus influencias. Has eludido la acción de la justicia y ahora, de nuevo lleno de demagogia, pretendes engañar y utilizar a más gente, justo como lo hiciste conmigo y con varios más que creímos en ti, pero lo único que sabes hacer, es abandonar a tus amigos y sobre todo traicionar a quienes te cuidamos siempre”. Con estos antecedentes, Olvera tiene mucho que explicar en su pretensión por convertirse en diputado federal.

Sin embargo, el ex mandatario ha dicho públicamente que “Si estoy aquí dando la cara, es porque no tengo nada que esconder, estoy en la plena disposición del llamado de las autoridades por medio de la Fiscalía Anticorrupción estatal ante cualquier señalamiento o denuncia”.

Hay que recordar que uno de los pendientes de Olvera, es relativo a un adeudo de 600 millones de pesos del ISR del ISSSTE, que todavía no queda claro si fue subsanado con dinero de aportaciones o si existió un desvío.

Más allá de actos jurídicos o de fe, lo que queda claro es que la aduana de las urnas será imbatible. Ahí se verá si los electores le asignan una nueva responsabilidad o castigan sus acciones anteriores con la herramienta más poderosa que tienen los ciudadanos, el voto.

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