Apareció en la escena continental un personaje muy peculiar. Se trata del recién electo presidente de la república de Argentina, Javier Milei; un economista liberal que logró lo que no lograron otros: colarse entre los espacios hasta ahora dominantes del peronismo del Frente de Todos, para contrarrestar la ola de gobiernos de izquierda en América Latina.

Para comprender el fenómeno reciente de la política argentina, hay que remitirse al origen. Milei cultivó su popularidad rotando en sets de televisión como comentarista económico. Con su estilo vehemente y provocador, rápidamente se volvió un personaje indiscutido del horario premium y algunos rasgos excéntricos de su personalidad, terminaron de impulsarlo al estrellato televisivo.

Durante sus apariciones en la pantalla, comenzó a coquetear con la idea de iniciarse en la gestión pública y en agosto de 2020, concretó el gran salto: lanzó su precandidatura presidencial para 2023. Fue el primero en hacerlo.

Aquella anticipación se antojaba como un mal chiste, pero al cabo del tiempo su irascible discurso empezó a tener eco en sectores muy importantes de la población. Fue en 2021 cuando concretó el desembarco en los cargos públicos. La Libertad Avanza, su partido, logró dos bancas en la Cámara de Diputados. Una la ocupa él, la otra su precandidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel.

Su carta de presentación es ser el candidato de lo que llama “anti casta política”, una referencia a lo que, según él, serían los políticos tradicionales, privilegiados de la actual situación, que no quieren el cambio. Su lema: “No vine a guiar corderos, vine a despertar leones”.

Milei realizó una campaña estridente con dos pilares en sus líneas discursivas, la dolarización de la moneda y cerrar —“dinamitar”, en sus palabras—, el Banco Central. Estas medidas las repitió como un mantra.

El excéntrico presidente electo no tiene límites. Hace unos días se manifestó a favor de la libre compraventa de armas de fuego y de órganos humanos. “¿Por qué todo lo tiene que regular el Estado? Mi primera propiedad es mi cuerpo”, dijo. Acto seguido, el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), repudió sus dichos y recordó que el comercio de órganos está prohibido por ley.

En cuanto a la ley de interrupción voluntaria del embarazo, es un claro opositor: “A nosotros nos caracteriza la defensa del derecho a la vida, a la propiedad y a la libertad”, dijo en una entrevista reciente.

Para entender la tendencia ideológica del recién electo, hay que ubicar la incorporación de dos asesores económicos a su partido: Roque Fernández y Carlos Rodríguez, ambos altos funcionarios de la presidencia de Carlos Menem (1989-1999), personaje identificado con la etapa del liberalismo económico característico en la región en la década de los noventa.

La incorporación al poder de una persona como Milei, nos recuerda que la derecha radical goza de buena salud. Está en espera de personajes de la naturaleza comentada y no cesa en la incursión cada vez más compleja de elementos supuestamente alejados de la vida pública, para producir engendros que contaminan la política.

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