Se va configurando el escenario político para la elección presidencial del próximo año. En la boleta se perfilan los nombres de dos mujeres y un joven político, que tendrán como encomienda realizar una campaña intensa para llegar a Palacio Nacional.

Desde hace meses los perfiles de Claudia Sheinbaum, Xóchilt Gálvez y Samuel García, han sido medidos y todo parece indicar que la ex jefa de gobierno de la CDMX tiene una preferencia holgada sobre los otros competidores.

En su caso, su experiencia en la administración pública en la capital del país fue muy importante en su posicionamiento. Además, que encabeza la candidatura del partido mayoritario en las dos representaciones (Senado y Cámara de diputados) y gobierna una veintena de estados del país.

Con esa plataforma, la doctora Sheinbaum mantiene una cómoda delantera. Incluso, uno de los peores escenarios para la morenista, habría sido que su competidor en el proceso interno tomara una decisión drástica después de perder las encuestas realizadas por los guindas.

Eso no ocurrió y dentro de dos días, la mencionada quedará al frente de su nueva encomienda con todos los requisitos solventados en el proceso que su partido instrumentó hace varias semanas.

En su caso, y con un método similar, la oriunda de Hidalgo Xóchitl Gálvez quedó envestida como aspirante en el bloque opositor una vez que su más cercana competidora decidiera salir del proceso interno una vez que los números no le favorecían.

El único proceso que no queda muy claro es el que respalda la aspiración de Samuel García. En un partido que no tiene la menor oportunidad de ganar la elección, el ex gobernador de Nuevo León desea llevar a nivel nacional una campaña que rompa esquemas.

Pero no solo eso, desea hacer algo muy desenfadado que le permita (como ocurrió en su estado), impactar a los indecisos y los no politizados. En su afán, su pareja jugará un papel preponderante a comparación de las parejas de las candidatas, que seguramente tendrán un papel muy discreto.

De tal manera, que el proceso electoral de 2024 dejará nuevamente enseñanzas que valen la pena resaltar. Dos políticas con experiencia en la política y un joven que jugando a la actividad pública se hizo de un espacio en el senado y de la gubernatura del estado más rico del país.

Al final, deberá triunfar un proyecto serio y no improvisado. Sea el que sea el resultado los ciudadanos esperaríamos un proyecto de nación formal, viable y posible que pueda mantener a México entre las principales economías del mundo.

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