Una de las constantes quejas que la sociedad realiza frecuentmente, es la inseguridad en nuestro país y en su entorno. No es una cuestión menor el derecho a la paz y a la seguridad de las personas es un bien y derecho fundamental.
Sin embargo, aún y ante diversos discursos establecidos por los gobiernos, la creación de políticas y la critica a las políticas de diversos gobiernos, no se ha logrado tener una seguridad en el interior del país y mucho menos un sentimiento de confianza y de seguridad para las personas que vivimos en nuestro país.
No solamente es la existencia de un Estado Constitucional de Derecho, sino la confianza por parte de las personas de la existencia del mismo dentro de nuestra propia nación, motivo por el cual es que el deber del gobierno en estos momentos, debe velar en un doble aspecto no solo por crear una seguridad hacia las personas sino para acrecentar la confianza de las mismas, hacia las instituciones.
Lo anterior se vuelve una tarea monumental, si nos encontramos con patrullas que detienen y asaltan a las personas sin ser verdaderas unidades policiacas, donde las personas conciben a la delincuencia como un hecho lamentablemente que no es posible eliminar por nuestras autoridades.
No es posible que la vinculación por más mínima que sea, con miembros del gobierno y grupos delincuenciales no genere una alteración en nuestra población que lo considere como algo que se sabía pero que no era público.
Debemos de ser claros: la mayor obligación del gobierno es salvaguardar la seguridad y la vida de las personas y esa es la esencia del Estado, motivo por el cual no puede existir pretextos ni pasados ni futuros, por los cuales hoy no se pueda cumplir con dicho precepto constitucional.
Del mismo modo, que tampoco se puede ocupar de rehén a un sistema de justicia o una búsqueda de venganza privada, para lograr aquello que el Estado no ha sido capaz de otorgar a las personas puesto que solo el mismo puede y debe otorgar dicha seguridad.
Lic. Juan Fernando González Espinosa
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