Integrantes de la Federación Hidalguense del Medio Oeste (FHIMO), que se dedica a luchar por los derechos de los migrantes en Chicago y el resto de Estados Unidos, reconocieron que ha cambiado la forma de cruzar la frontera México – Estados Unidos, tanto en lo económico como en los riesgos.

Rubén Legorreta y Gonzalo Pérez, comentaron que a través de las escuelas ha incrementado la movilidad de jóvenes universitarios, pues las instituciones educativas manejan convenios y  conexiones con otros planteles de educación superior y en algunos casos, tras su intercambio, son requeridos por algunas compañías y emigran, pero ya para quedarse y con todos sus papeles en regla.

Coincidieron en que la forma de cruzar la frontera como ilegal, también ha sufrido un cambio enorme, pues antes para cruzar se pagaban 300 dólares y los llamados “polleros” pasaban a las personas, pero ahora deben pagar entre 10 y 15 mil dólares, porque ya no son los “polleros”, sino grupos delictivos.

“Los polleros prácticamente no existen, ahora son los cárteles quienes se encargan de ponerte el precio. Cruzar se ha vuelto más peligroso, más caro y es un negocio completamente controlado por los cárteles, en toda la frontera”.

Esto, agregaron, ha provocado que quienes quieren migrar busquen la manera legal de llegar, ya sea a través de universidades, organizaciones o fábricas, para evitar el trato con los grupos delictivos.

Por esta razón, dijeron, muchos han querido cruzar en caravanas porque lo ven como una manera de cuidarse entre todos, pero, aun así, para los grupos delictivos, un migrante representa 10 mil dólares caminando, incluso obtienen información y los pueden buscar en Estados Unidos, para que finalmente les paguen.

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