Siguiendo en el ámbito cultural donde hemos disfrutado diferentes muestras de canto y danzas en diversas regiones del estado, gracias al recién celebrado Festival Internacional de Folklor de Hidalgo, me permito compartirles mi experiencia desde la intimidad de mi convivencia con el país hermano de Polonia.
Como datos generales, la República de Polonia está situada en Europa central y su idioma oficial es el polaco. Está habitada por 38 millones de personas que es tan solo un tercio de la población total en México, no obstante, es un país con mucha tradición y lleno de folklore.
Dentro de sus ciudades principales se encuentran Varsovia, que es su capital, además de Cracovia, Gdańsk, Wrocław, Lublin, Szczecin y Poznań.
Justo en esta ocasión, el grupo que nos visitó para este evento cultural con sede en la región tulancinguense fue el Conjunto de Canto y Danza “Łany”, de la ciudad de Poznan. Y este grupo existe desde 1974, encargado de representar a su país, promoviendo sus tradiciones mediante un alto nivel en el desarrollo artístico de folklore. De hecho, les fue otorgado el certificado de honor como “El mejor de Polonia”, otorgado por el jurado del Concurso de Calidad del Servicio al Consumidor, así como la insignia honorífica “Mérito de la cultura polaca” por el Ministro de Cultura y Patrimonio Nacional de la República de Polonia. 11
Así que, convivir estos últimos días con este grupo de alto nivel, ha sido una experiencia increíble, no solo por el intercambio cultural sino por la calidad de sus personas. Y es que desde el día uno, tuve una acertada y rápida primera impresión de que los polacos son gente amable, responsable y muy dedicada.
Si lo vemos desde un punto de vista muy mexicano, el tema de un “nuevo idioma” podría ser un poco complicado, no conozco a nadie en Cuautepec o Tulancingo que hable polaco. Pero una de las ventajas de tratar con europeos, es la que la población habla más de un idioma y muy probablemente sepan español. En este caso, podíamos comunicarnos no solo en inglés (como idioma universal) sino que un par de integrantes comprendían el español. Ahora, la parte divertida de ser mexicano es que dentro de nuestra cultura nos damos a entender como podamos y bastará con una mirada o una sonrisa para transmitir todo aquello que queramos decir.
La aventura con estos maravillosos polacos inició al ir por ellos al aeropuerto. Al encontrarnos con ellos, estaban ansiosos de las políticas aeroportuarias, ya que a uno de ellos le había tocado una revisión y con eso su salida demoró. No obstante, no hubo complicaciones y esa misma noche la terminamos en la Escuela de Danza con una cena y convivencia con las familias quienes los iban a hospedar.
El segundo día, fue el ingreso al hotel, un desfile en el cuadro de la ciudad de Tulancingo y la esperada inauguración para el público en general. Su presentación fue de las más alabadas gracias a su cierre con el canto de “Cielito Lindo”.
La canción del “Cielito lindo” nace en 1882 de la composición de Quirino Mendoza y Cortés, músico y compositor mexicano nacido en 1862 en Xochimilco. Él dedica su composición a su esposa Catalina Martínez, quien, como dice un verso, era muy guapa y tenía un lugar cerca de la boca.
Esta canción es conocida dentro y fuera de México, es considerada una de las 10 canciones mexicanas más populares en todo el mundo. Por lo que, al ser recitada por el grupo polaco durante el festival internacional, emocionó y conmovió a todo el público.
A decir verdad, el éxito de las presentaciones del Conjunto de Canto y Danza “Łany” durante estos días, no solo fue la exquisita técnica en sus bailes y coreografías, sino que además contagiaban de alegría con sus cantos y su expresión corporal en cada sitio que visitaban.
Y como broche de oro, en la clausura de este festival, celebrado en la ciudad de Tizayuca, a nosotros sus guías nos invitaron a formar parte de esa maravillosa familia polaca. Nos vistieron con sus vestuarios tradicionales y nos invitaron a acompañarlos al escenario para cantar juntos el “Cielito lindo”. Nunca me había sentido tan polaca y tan orgullosamente mexicana al mismo tiempo. Fusionamos las culturas y gracias al folklore nos volvimos una misma nación.
Ahora solo queda el recuerdo de felicidad latente y la promesa de visitar su país muy pronto. Y sí, cantando se alegran los corazones…

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