A casi dos meses de conflicto entre estudiantes del Instituto de Artes y las autoridades universitarias de la UAEH, las cosas no parecen avanzar en torno a una solución que deje satisfechas a las partes. Lo anterior, porque las posturas se radicalizan con el tiempo y no existe un punto intermedio en las posiciones que se han esgrimido.

Más allá de regresar al origen, lo que conviene en este momento es analizar los posibles mecanismos que hagan posible retomar las actividades cotidianas y no perder el semestre que está a punto de fenecer por los días que restan del año.

En esta tesitura, lo que veremos en esta semana que concluye es un último esfuerzo por regresar a las aulas sin que lo anterior se convierta en una afectación mayor que significa perder el actual semestre.

Eso podría facilitar la voluntad de los estudiantes inconformes y las autoridades universitarias que seguramente estarán viendo alternativas para seguir con la vida académica de la máxima casa de estudios del estado de Hidalgo.

Cabe mencionar que todavía está en el aire la propuesta de los jóvenes, para que exista la mediación del conflicto. Hay que recordar que de ellos salió la iniciativa para que el titular del poder ejecutivo local fungiera como mediador en la mencionada controversia.

Sin embargo, el inicio de la mesa de negociación (que se interrumpió de manera súbita), fue disipando aquella posibilidad. No obstante, los estudiantes han realizado un nuevo llamado para que el titular del gobierno estatal abone a la solución.

Una cosa queda clara, el antecedente que están construyendo los estudiantes dejará huella en una institución que permaneció muy ajena a los intereses de los estudiantes. Anteriormente, lo que ocurría es que una cúpula se hacía de la representación de los jóvenes sin que existiera la disidencia.

Ahora, en cambio, hay distintas expresiones que pretenden ser escuchadas e influir en la toma de decisiones de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

Será muy interesante, una vez que concluya este álgido episodio, conocer los procedimientos que tendrán que instrumentar las partes para hacer de la universidad un órgano con diversas representaciones, plural e incluyente.

Mientras eso ocurre es conveniente que las heridas no sean profundas. Que los agravios se puedan resolver sin inclinarse a favor de alguna de las partes. Y que, finamente, tengamos conciencia que una universidad es un ente vivo donde se gestan las grandes ideas y donde se forman los nuevos profesionistas.

Ojalá que esta experiencia se pueda traducir en positivo en los próximo años y dejar un precedente donde quede claro que nadie puede adueñarse de la UAEH, que la democratización de los espacios universitarios debe ser la regla y que los conflictos se pueden evitar si se fortalecen los canales de comunicación entre toda la comunidad universitaria.

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