Durante mis años trabajando en Cholula, conocí a muchas personas increíbles e hice muchos amigos, uno de ellos fue Andreas.
Andreas es de la región de Baviera, Alemania y es, hasta ahora, el alemán más risueño y amable que conozco. Estaba en México por un proyecto de trabajo y coincidió que nos conociéramos, mientras vivíamos ambos en Cholula. Desde la primera vez hicimos clic y así duramos casi un año disfrutando del pueblo mágico juntos.
Su español era muy bueno, era divertido, le gustaba bailar y le encantaba comer, así que nos hicimos muy buenos amigos. Intercambiábamos música, platicábamos de todo y nos encantaba salir a comer. Además, al igual que yo, en ese momento estaba aprendiendo francés. Él tenía muchos amigos y creo que todos en Puebla lo querían, pero después de terminar su proyecto decidió regresar a su país.
Meses después, Andreas regresó de sorpresa a México por vacaciones y un día entró con un enorme conejo de chocolate a la tienda donde yo solía trabajar. Al verlo me emocioné, primero porque ya habían pasado varios meses desde la última vez que estuvimos juntos y después, obviamente, por el enorme chocolate. Para los alemanes es muy normal comer chocolates y yo descubrí muchas variantes porque cuando lo visitaba en su casa en su nevera siempre tenía y yo comía feliz.
Entre mis favoritos están todos los de Milka, Ritter Sport y Knopper ¡qué rico!, pero ¿en qué estábamos?… ah sí, la historia. Al inicio pensé que el conejo de chocolate era un detalle por los meses sin vernos, pero en realidad fue por el día de Pascua.
Nosotros aquí en México considero que estamos más familiarizados con la celebración de Semana Santa que con la expresión “Pascua”; pero para la religión católica, evangélica y cristiana es el conjunto de celebraciones de lo mismo.
En Alemania, y en esencia en toda Europa, la Pascua es muy importante, pues es la festividad que celebra la resurrección de Jesucristo. Y suelen regalar chocolates en forma de conejos o “Osterhase” en alemán, pues al igual que la imagen del huevo, representan la fertilidad ligada a la primavera. El nombre lo desprenden de una leyenda germánica que habla de la diosa “Ostara”, retomando el nombre de la Pascua que en alemán es “Oster” y en inglés “Easter”.
Ahora, los alemanes comen mucho chocolate, por lo que los dulces forman parte fundamental en sus tradiciones. De hecho, Alemania y Francia fueron los primeros países de la Europa Occidental en introducir esta tradición de conejos de chocolate durante el siglo XIX.
A su vez, la festividad del día de Pascua coincide con el equinoccio de primavera, por lo tanto, siempre ha sido una época feliz y en consecuencia hoy en día, su celebración conlleva el disfrutar del tiempo libre con la familia, así como de la entrada del buen clima.
Con ello, muchos de mis amigos, en sus casas, hacen la dinámica de esconder y buscar los huevos y conejos decorados, como la tradición de las culturas europeas. Cuando tenga hijos me gustaría hacerlo también, pero por el momento yo simplemente como chocolate

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