Por Arturo Hernández Cordero

La contundente victoria electoral del Gabriel Boric en Chile es parte de un fenómeno generalizado en la región: Latinoamérica se ha tornado electoralmente a la izquierda.

 La centro:derecha en Chile, presidida por el aún mandatario Sebastian Piñera, venía mostrando signos de desgaste desde octubre del 2019, en el marco del estallido social en Chile debido al alza de los precios en el servicio de transporte público y ante el cual la derecha Chilena se mostró impotente, se vislumbraba la posibilidad de que Chile, otrora bastión Neoliberal en América Latina, tornara a la izquierda en las elecciones del 2021.

 Jose Antonio Kast, candidato conservador que resultó segundo en las elecciones, se perfilaba como la opción mas viable para continuar con el modelo socioeconómico chileno que le había supuesto grandes resultados en materia económica para el país andino durante las últimas tres décadas, no obstante, el destino de la política Chilena estaba dictado desde hacía dos años atrás.

 Chile se suma a una larga lista de países latinoamericanos que en los últimos años han optado por la izquierda como una forma de voto/castigo tras administraciones desastrosas por parte de la centro/derecha, esta última siempre carente de una identidad política sólida que le impide formular modelos exitosos y socialmente legítimos.

 El caso más inmediato es el de la victoria Xiomara Castro en Honduras, política de izquierda que adquirió notoriedad y aprobación tras el fracaso de la centro/derecha hondureña. Caso similar al triunfo de Pedro Castillo, consecuencia directa de la inestabilidad política que vivió Perú desde el año 2017.

 Dicho esto, y teniendo en cuenta las recientes manifestaciones en Colombia , es previsible que en las próximas elecciones de 2022 en Colombia, triunfe Gustavo Petro.

 El patrón es simple: la centro/derecha fracasa, surge un estallido social y la izquierda se presenta como la supuesta solución inmediata a todos los males. El fracaso de la centro derecha en la región es evidente, es necesaria en Latam. una derecha dura al estilo de Jair Bolsonaro en Brasil para hacer frente al embate izquierdista.

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