Debido a la pandemia por el nuevo coronavirus, desde febrero de 2020, se suspendieron las ferias tanto de Tulancingo como del resto de municipios de Hidalgo y del país.
Pese a la adversidad, quienes se dedican a la elaboración y venta del pan característico de las celebraciones patronales, sobreviven a la crisis económica, pero sus actividades no paran y aún cuando sus ventas son bajas, tienen que seguir con el día a día.
RUTA, se dio cita en la casa de Víctor Elías Sánchez, quien pertenece a la cuarta generación de lo que se ha vuelto una tradición local y regional.
A la vieja usanza, con un horno de piedra y leña de ocote, el pan feria adquiere un sabor especial, con un toque muy casero.
Las rebanadas que en medio llevan manjar, son las que más llaman la atención, quizás por el color rosa mexicano del dulce que implica una laboriosa preparación, pues primero se tiene que hervir el agua con canela hasta que emane el clásico aroma concentrado y luego, se vierte el atole.
Actualmente, las ventas son a través de las redes sociales. Incluso, refiere el entrevistado que a través de Facebook o de WhatsApp, han tenido pedidos desde Estados Unidos de Norteamérica.
El incremento de más del 80 por ciento de las materias primas, es otro problema que tienen que afrontar. Mientras tanto, cual si fueran de un orfebre, manos diestras dan forma a las rebanadas, seccionando, amasando y horneando, en un espacio que conjuga pasado y presente.
En Tulancingo, aproximadamente 300 agremiados de la Unión de Comerciantes de Ferias y Fiestas Populares de la República Mexicana, sección de Hidalgo, esperan volver a sus actividades, ya que muchos se encuentran endeudados, ya sea por no contar con ingresos constantes o porque se han contagiado de Covid-19

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