En unos días concluye la efímera administración de los Concejos Municipales, estos órganos que designó el Congreso Local, una vez que se tomó la decisión de posponer las elecciones en el estado de Hidalgo por motivos de la pandemia.

Hace cuatro meses algunas voces expresaban con preocupación condiciones de “ingobernabilidad” en el estado, al tener 84 alcaldías no electas por los ciudadanos sino designadas por el poder legislativo.  Según su razonamiento, las finanzas de los municipios, los trabajadores, las instalaciones, vehículos, equipo de cómputo, entre otros, iban a sufrir un deterioro importante al no existir un vínculo ciudadanos – autoridades.

Al parecer poco de eso se cumplió. Con altas y con bajas, pero lo cierto es que los municipios no dejaron de trabajar, no imperó la parálisis administrativa, ni el saqueo que algunos decían iba a ser la regla.

Ahora bien, si es cierto que la estructura institucional se mantuvo, habría que hacer un balance sobre el pequeño periodo de los encargados de la administración municipal en el lapso de tres meses y medio.

En este particular seguramente hay de todo. Aunque el común denominador es que los provisionales, llegaron a cubrir el puesto sin hacer grandes modificaciones, sin comprometerse a nada, sino más que cobrar una pequeña beca.

Pero también hay quienes se tomaron muy enserio su responsabilidad. En ese pequeño periodo, pudieron crear un precedente. Por ejemplo, el caso de Pachuca donde un grupo de conocidas feministas tomaron las riendas de la capital del estado de Hidalgo.

¿Qué sigue después de ser funcionario municipal provisional? ¿Retomarán sus actividades anteriores o probarán suerte en la política partidista? ¿Algunos serán candidatos a diputados?

Es probable el escenario de que algunos de ellos quieran participar en las próximas elecciones. Su pequeña estancia en la administración representa un curso avanzado sobre los procesos de entrega – recepción propios de la política. Quizá con esa experiencia consideren que tiene los méritos para apuntar más alto.

Es legítima esa aspiración, pero de concretarse ese escenario serán visibles los intereses que representaban esos “ciudadanos” dentro del ayuntamiento. No hay que olvidar que el criterio para asignar a esos funcionarios fue de carácter político. Por ende, algunos adelantados no perdieron el tiempo en sus oficinas y mejor se dedicaron a realizar campaña por adelantado.

Eso vendría a reforzar la hipótesis de que no hay casualidades en la política. Quizá se pensó con detenimiento en esta opción desde todas las trincheras partidistas. Poner algunos cuadros de manera temporal en los municipios para impulsar proyectos personales.

Si lo anterior es cierto, la administración municipal sufre un nuevo revés. Aquella base del gobierno es utilizada una vez más como primer escalón de una carrera política, dejando al margen los servicios básicos que los ciudadanos reclaman de una alcandía.    

El próximo martes 15 de diciembre esos concejales entregarán a los presidentes municipales electos lo relativo a su efímero mandato de tres meses. Muchos de ellos pasarán desapercibidos, otros contarán con ánimo la anécdota y unos más estarán tocando las puertas de los partidos políticos para buscar un nuevo cargo.

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