No es nada nuevo ni nada oculto, la crisis de seguridad e incluso humanitaria, que se ha visto y que se percibe en el Estado de Guerrero, no solamente con posterioridad al paso del huracán en Acapulco, sino a la inseguridad que se vive en el puerto por las denuncias sobre la participación de la delincuencia organizada en la vida económica de dicha zona.

Igualmente, el homicidio de un estudiante y la supuesta fuga de quien pudiera ser acusado de dichos hechos, han generado un clima no de desconfianza en las autoridades, sino de incertidumbre sobre la gobernabilidad del mismo.

En consecuencia, no se hizo tardar la noticia de la renuncia de lo más altos niveles de gobierno de dicha entidad. Pero ello no implica una respuesta a la problemática de inseguridad, puesto que hasta este momento no hay una responsabilidad de dichas autoridades ni una solución contundente, a la situación que se vive en dicho estado.

Lo anterior en virtud de que las renuncias, solamente implican la perdida voluntaria del trabajo pero ni siquiera una investigación sobre una posible responsabilidad o no.

Me parece que lo que busca nuestra nación son respuestas y estas solamente se obtendrán a través de procesos legales y legítimos, que impliquen el esclarecimiento de los hechos mediante investigaciones y deslinde de responsabilidades, lo cual no implica la imposibilidad de la renuncia puesto que aun y habiendo renunciado, se puede realizar.

Del mismo modo que la falta de renuncia tampoco impide la investigación y posible responsabilidad o no de los servidores públicos. Se pudiera solicitar la separación temporal con la finalidad de lograr una investigación imparcial.

Sin embargo, intentar señalar que la renuncia es suficiente, parece no solamente banal sino irresponsable ante el dolor y la problemática de un Estado, que busca respuestas a través de sus normas y derechos.

juanfer_lm@jfg

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