Uno de los ejercicios más importantes en la democracia de un país, sin duda son los debates, mismos que tienen la finalidad de dar a conocer no solamente las propuestas sino poderlas comparar entre las y los candidatos, con la finalidad de conocer más a fondo, a cada una de las propuestas.
En tal sentido, aquello que debe de cobrar mayor relevancia son las propuestas y las contrapropuestas. Sin duda alguna algo que nos debe de llamar la atención, es la visión que tiene cada partido y cada candidato, para el gobierno que propone encabezar.
Sin duda es triste que los debates se centren en diversas acusaciones que en su mayoría son sobre actos de corrupción que dejan ver la falta de justicia en nuestro sistema y la falta de confianza y de independencia en el mismo.
Lo anterior en virtud de que es dable acusar a una persona por meras acusaciones o especulaciones, sin que existan sentencias al respecto y tanto las acusaciones o incluso las sentencias, son debatibles al tenor de la baja credibilidad que ha generado el sistema de justicia mexicano.
En consecuencia, no es de extrañar que tanto unos como otros, establezcan la falta de claridad tanto en las investigaciones e incluso en los procesos basados en la falta de credibilidad del propio sistema de justicia.
Maxime que los ataques al poder judicial y los últimos escándalos suscitados en cuanto al antiguo presidente de la Suprema Corte de Justicia y los supuestos casos de Estado, en poco ayudan a establecer una independencia judicial.
Del mismo modo que la falta de confianza en los propios casos de las fiscalías y las acusaciones de investigaciones de Estado, han desatado una falta de credibilidad preocupante en nuestro país que politiza tanto las resoluciones como las propias investigaciones, motivo por el cual es fundamental la independencia judicial y la necesidad de un Estado Constitucional de Derecho fortalecido.
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