Por Arturo Hernández Cordero

Los pasados días, las palabras del congresista estadounidense Vivek Ramaswamy, aspirante a contender a la Presidencia del vecino país del norte por el Partido Republicano, hicieron eco a nivel internacional tras declarar que, en caso de llegar a la Casa Blanca, negociaría con el futuro titular del Poder Ejecutivo en México, brindar ayuda en el combate al narcotráfico y en caso de resultar infructuosas estas negociaciones, intervenir militarmente en el país.
Si bien, la relevancia política de Ramaswamy es aún modesta, incluso dentro del propio Partido Republicano, son cada vez más las figuras políticas en los Estados Unidos que se posicionan en favor de combatir al narcotráfico en México de forma directa.
Voces con peso en los Estados Unidos como las del congresista Dan Crenshaw, el ex presidente Donald Trump, el gobernador Ron DeSantis y demás políticos, han externado su deseo de intervenir militarmente en México para erradicar a los grupos del crimen organizado, es por ello que muchos en México comienzan a preguntarse: ¿es posible una invasión estadounidense en suelo mexicano en caso de ganar los republicanos?
Pues bien, la estrategia de los políticos republicanos desde hace una década para ganar notoriedad entre el electorado estadounidense, consiste en adoptar, defender y constantemente hacer mención de posturas radicales en materia económica y geopolítica.
De este modo, fue como Donald Trump ganó popularidad de cara a las elecciones del 2016, haciendo énfasis en una política migratoria férrea, en contra de la inmigración ilegal (que nunca pudo llevar acabo en su totalidad) y prometiendo romper lazos económicos con China (que tampoco le fue posible).
Por tanto, dada la crisis del fentanilo y la creciente ola de violencia que azota a EE.UU., es de esperarse que los políticos republicanos señalen a factores externos como los culpables de las problemáticas que los aquejan, y que basen su discurso en el combate a las drogas como lo hicieran hace siete años con la inmigración. Bien saben, que una intervención militar en México no les es del todo posible, pero es una idea que cala en el imaginario colectivo del votante conservador estadounidense.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *