El domingo fue marcado por las marchas en defensa de la democracia, misma que parece no solamente digna de aplauso, sino de respeto aún y ante diversos ataques que han generado que me parecen banales.

En primer punto, una declaración bastante interesante fue aquella del ejecutivo federal, que sostenía que se defendía una democracia, aquella de un grupo, misma que ya no era la democracia.

Parece no solo difícil de escuchar sino preocupante al momento de entender porque la democracia en esencia es eso, una democracia, nuestra democracia hablando en términos generales.

Los tiempos de la democracia de la mayoría sobre la minoría son tan arcaicos y en desuso como aquellos de una minoría sobre una mayoría. Hoy la democracia debe de ser marcada por una pluralidad, no por una mayoría, una colectividad, donde todas y todos estemos representados y si hablamos incluso de las minorías o de grupos con los cuales no estemos de acuerdo, porque la esencia de la democracia es el derecho de todos a disentir y poder establecer una postura a la que consideremos nos representa.

Si la democracia no puede abordarnos a todos y no es nuestra sino de unos cuantos, aunque estos sean mayoría, deja de ser democracia para convertirse en una autocracia que posteriormente se convertirá como suele suceder, en un fracaso de sistema.

Maxime cuando en un país como el nuestro, las mayorías son tan relativas que ni siquiera ganan una elección, puesto que en términos prácticos en el común de los factores, la mayoría sería aquella que no vota.

Por tanto, la democracia si es nuestra democracia y de todos, en la toma de decisiones de un consenso popular protegiendo los derechos de las minorías y hoy eso solo se logra a través de la garantía de la independencia de los poderes autónomos y del respecto a los grupos que hoy no ostentan el poder, así que viva nuestra democracia.

juanfer_lm@jfg

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