En otros países los mandatarios suelen dejar los testimonios de su administración en algunos textos. En particular, en libros biográficos que puedan servir de referencia para sus colegas y herencia biográfica para los estudiosos de la materia.

Eso ocurre, casi de manera obligada, en los Estados Unidos y esporádica en otras latitudes. En México, sin embargo, es difícil encontrar ejemplos de quienes estando en el poder compartan su experiencia en un libro.

López Obrador, escribió tres durante su gobierno (La Mitad del Camino y Hacia una Economía Moral) y hace unos días se despide de su gestión con el texto que lleva como título, Gracias; y según el autor será el último que dedica a la política.

En su vasto contenido hace referencia a su trayectoria política y de todo lo que representa tener un cargo de esa naturaleza en un país tan peculiar como México. Aunque, más allá de su contenido, lo que vale la pena resaltar es la iniciativa de dejar un legado escrito de cómo se vivió desde adentro un periodo de la vida nacional.

Por ejemplo, todavía se le achaca a Gustavo Díaz Ordaz, que en sus memorias no fuera claro o no tuviera el valor de compartir la trama que desde el poder motivó ese triste capítulo del 02 de octubre de 1968. Aunque de manera indirecta asumió su responsabilidad, este país merece una explicación más detallada de todo lo que se generó alrededor de aquel episodio obscuro.

En el mismo tenor, el expresidente López Portillo escribió sus cuitas muy desvinculado de los aciagos momentos que se vivieron en la década de los ochenta. En el mismo sentido, Carlos Salinas de Gortari escribió su versión de país una vez que concluyó su encargo en ese muy complejo periodo de 1989 a 1994. López Obrador no se arriesga demasiado y cuenta algunas anécdotas de ser opositor por varias décadas y presidente durante los últimos seis años.

Entiendo que cada mandatario escribirá los capítulos menos complicados de su administración, entiendo también que la gente de poder tendrá un buen motivo para justificar sus decisiones y entiendo además que la toma de decisiones no deja contentos a todos.

Pero más allá de la polémica, lo que debemos de celebrar es que se deje testimonio escrito de la visión de un presidente. Puede ser acertada o no. Pero conviene tener diferentes puntos de vista para nutrir el debate en un país que requiere muchas lecturas.  

En el texto referido es grato encontrar a un presidente que deja muy claro que su retiro está por llegar, también un amante de la historia y un apasionado con los poemas de Carlos Pellicer. Todo lo anterior hace una mezcla única en los perfiles de los presidentes que hemos tenido.

Gracias, podría ser un libro que se utilice como instrumento de marketing político. Finalmente sale a la luz a unos días de que inicien las campañas electorales para elegir al nuevo inquilino de Palacio Nacional.

Pero también pude ser considerado como el texto que abre camino (para convertirse en una sana costumbre) de tener la óptica de un presidente que le toco lidiar con una pandemia y con un grupo poderoso de intereses económicos creados.

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