Ante la renuncia del Ministro Zaldívar, el presidente de la República ha enviado una terna para que esta sea o no aprobada por el Senado para que se nombre a quien será la nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, misma persona que se encontrará en su encargo por 15 años.

En tal sentido, se han conocido los nombres de las tres candidatas propuestas por el ejecutivo, pero aquello que mas ha llamado la atención es la cercanía de dichos nombres con el partido y con la propia figura del presidente.

Una cuestión normal, pensarán algunos, dado que será propuesto por el, debiera ser cercana a él. Sin embargo, aquello que se demanda en la encomienda ante todo es la imparcialidad y la lejanía con los grupos políticos, porque como nos hemos referido antes el deber del o la ministra debe y deberá ser siempre hacia la constitución.

Sin duda, una terna muy criticable por la cercanía incluso hacia un partido, que deja toda idea de imparcialidad de lado y que impide la credibilidad de cualquier sesgo en una sentencia.

Lo anterior demeritaría una labor, que en gran medida implica demostrar esa imparcialidad, puesto que las decisiones que se tomen en dicha tribuna, pueden ser contrarias a la expectativa de la mayoría o incluso del ejecutivo, pero nunca en contra de la Constitución, es ello y nada menos lo que se pide a un ministro o ministra.

México es una nación que hoy más que nunca, necesita de tribunales independientes e imparciales, que puedan hacer frente a la llamada de justicia que la sociedad hace día con día en búsqueda de la justicia, misma que no se logrará a través de promesas sino con la constitución y tribunales legitimados con base en sentencias justas a las que como sociedad debemos de aspirar con ministros y ministras imparciales.

juanfer_lm@jfg

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