En estos días se ha publicado en diferentes espacios informativos, las diferentes reuniones que ha encabezado el Gobernador del Estado con las y los integrantes de su gabinete. Llama la atención que dichos encuentros, se lleven a cabo a 6 meses de que asumiera el primer gobierno de la alternancia.
Ciertamente, la profesionalización, capacitación y evaluación de las y los servidores públicos permite conocer el avance en el desempeño del ejercicio de sus funciones, pero también puede considerarse una útil herramienta, para revertir la mala imagen en torno a la corrupción, el abuso y la impunidad en el ejercicio y aplicación de los recursos públicos
A quienes han considerado que por su labor en campaña o su cercanía o amiguismo con ciertos perfiles políticos, el mensaje que se ha enviado desde el Despacho, es que nadie tiene asegurado el cargo y como tal, no habrá segundas oportunidades para quienes no cumplan con el perfil o desempeño que se requiere.
A propósito de lo anterior, el gobernador también presentó de manera preferente la iniciativa de reforma de la Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado, con la que se propone la creación de la Secretaría de Hacienda, la Secretaría de Bienestar e Inclusión Social, la Secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano Sostenible y la Secretaría de Despacho y pone especial énfasis en la transparencia y rendición de cuentas.
Como ha señalado Carlos Ramió, se requiere que la maquinaria de la administración pública sea más ligera, más flexible, más contingente, más inteligente y con mayor capacidad de aprendizaje.
Para que todo ello sea posible, debe abandonar marcos conceptuales anticuados, dejar de lado las inercias y capturas históricas y superar su ensimismamiento corporativo. Cualquier camino de transformación requiere esa visión

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