Transcurrieron poco más de tres meses del nuevo gobierno en el estado de Hidalgo y al parecer, la denominada “luna de miel” con la sociedad, se mantiene intacta. Dicho de otra manera, aquella expectativa que se generó por un cambio político, encuentra eco en algunas acciones específicas.

Por ejemplo, se identificaron algunas malversaciones en los recursos públicos, especialmente en algunos municipios que no ejercieron con honestidad el dinero del pueblo. El caso –que todavía se investiga- se conoce como la “estafa siniestra”, derivado a que desde las esferas del poder se crearon empresas con el único fin de desviar los recursos.

Esas indagatorias han caído muy bien en la base social, porque en la historia reciente no existía una verdadera rendición de cuentas, debido a la cómoda rotación del poder entre unos cuantos privilegiados.

Ahora se antoja pensar que las cosas tendrán otro destino, porque también se impulsó el Instituto Hidalguense para Devolverle al Pueblo lo Robado, una réplica de lo que hizo el presidente López Obrador desde Palacio Nacional y que ha permitido la recuperación de bienes materiales, que habían sido sustraídos del presupuesto público.

También hay un alentador acercamiento a las comunidades y pueblos al interior del estado. En estos días, hemos visto al gobernador Julio Menchaca, en giras de trabajo llevando apoyos y proyectos para detonar el desarrollo en lugares donde existen sentidas carencias.

El punto es que el ánimo de la administración, parece girar en el sentido que una mayoría desea. Su trabajo es cercano, prudente y reconocido al nivel que hace unos días una empresa encuestadora, situó al gobernador de Hidalgo como el segundo mejor evaluado del país.

Con ese bono democrático parece transcurrir la administración sin grandes problemas. Pero lo complicado de la situación, es mantener ese nivel de aceptación por mucho tiempo. Eso, en realidad, es el verdadero reto, tener un trabajo constante y ordenado por seis años.

El reto no es menor y menos en una entidad colmada de viejos y complicados pendientes. La pobreza nos sigue lastimando, la desigualdad regional y falta de desarrollo, nos sume en los diez estados con mayor marginación, la falta de empleo es una constante y los medicamentos no llegan a los hospitales.

Ante esto, el reclamo social es salir del letargo y hacerlo en el menor tiempo posible. En consecuencia, el actual gobierno debe tener clara la premura y la eficiencia en las acciones que hagan posible tener un mejor estado.

Lo que debe destacarse hasta el momento es que el gobernador Menchaca sabe comunicar. Sus acciones tienen eco a nivel local y nacional. Al grado que hace poco el presidente le mandó un guiño desde la mañanera, reconociendo su compromiso por erradicar la corrupción.

Ojalá que en el corto plazo, Hidalgo deje de ser el primer lugar en robo de combustible y que los cuerpos policiacos redoblen esfuerzos para mantener lejos al crimen organizado. Esas dos demandas son claves, si se quiere mantener esa conexión entre la nueva clase política y la sociedad.

Y de esta manera, dar pasos firmes al grandilocuente escenario que se vislumbra desde plaza Juárez, donde se pregona que Hidalgo será potencia. 

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