La titular de la Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH), María Zorayda Robles Barrera, informó que hay más de 20 quejas en proceso, ante la Comisión de Derechos Humanos estatal (CDHEH), en contra del sector salud por violencia obstétrica.
Indicó que en lo que va de la administración del gobernador Julio Menchaca Salazar, han recibido una queja relacionada a una joven que, por una mala praxis del servicio de ginecología y obstetricia, le tuvieron que quitar la matriz.
No obstante, señaló que este caso ocurrió en administraciones anteriores, al igual que el resto de las quejas que aún están pendientes de resolverse.
“Están en proceso más de 20 quejas de las administraciones anteriores, que con todo gusto recibiremos, porque tenemos la convicción de construir mejores entornos y mejores ámbitos clínicos para la atención de la salud como derecho humano”, mencionó la secretaria en entrevista con medios de comunicación.
Robles Barrera dijo que no solo aceptarán las recomendaciones, sino que les darán cumplimiento a lo que instruya el organismo defensor de los derechos humanos, así como implementar medidas de no repetición y, por ende, capacitación del personal de salud para que brinde una buena atención.
Por una mala praxis del servicio de ginecología y obstetricia, deficiencias en el seguimiento y una atención médica deficiente, a una joven de 20 años de edad le tuvieron que quitar la matriz debido a que le dejaron restos de placenta y coágulos de sangre tras practicarle una cesárea, motivo por el cual la CDHEH instruyó al Órgano Interno de Control (OIC) de la SSH, emprender una investigación en contra de 8 médicos del Hospital General de Pachuca y dar inicio a los procedimientos legales respectivos.
De acuerdo con información de la recomendación R-ZA-00001-22, el 25 de noviembre de 2019, la joven acudió al nosocomio antes mencionado porque iba a dar a luz a su bebé, lo que aparentemente sería un parto normal; sin embargo, se le practicó una cesárea por complicaciones con su presión, un día después.
Una vez que salió del quirófano la llevaron a pisó y comenzó a presentar fiebre. Aunque la madre hizo del conocimiento a los médicos y personal de enfermería sobre los síntomas de su hija, estos le dijeron en repetidas ocasiones que era normal.
No obstante, el 30 de noviembre, un galeno la revisó y dijo “esto apesta, no tiene el color que debe tener”, pese a que anteriormente una médica tuvo conocimiento que de la vagina de la paciente había salido un líquido color café oscuro, con olor desagradable e insistió en que era normal porque estaba drenando. Por lo que fue ingresada a urgencias para que le practicaron un legrado, debido a que le habían dejado restos de placenta y coágulos de sangre.
Ese mismo día la regresaron al piso y continuó con la temperatura alta, el estómago se le inflamó al grado de parecer que le iba a reventar y empezó a tener un olor corporal desagradable, pero los médicos insistieron en que era normal.
Por lo que la madre de la joven decidió llevarla a un hospital particular, donde la diagnosticaron como delicada y la intervinieron quirúrgicamente: le tuvieron que quitar la matriz, debido a que presentaba una fuerte infección

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