Del 100 por ciento de la matanza que realiza el Rastro Municipal, solo el cinco por ciento tiene su destino en las carnicerías de Tulancingo, por lo que la mayoría de la carne que se expende en la demarcación proviene de rastros clandestinos, informó el director Sergio Franco Ortiz.
Reconoció que en el rastro se mata poco ganado para Tulancingo, la mayoría se va para la Ciudad de México y Pachuca.
“En el municipio entra mucho ganado de los alrededores, el cual no es inspeccionado por ninguna autoridad competente, lo matan en sus propias casas, se pueden llamar rastros clandestinos de reses y cerdos”.
“Lo que se mata aquí, en el rastro, es ganado porcino de granja y bovino, los productores me presentan guía de trabajo o factura, eso me da satisfacción porque tenemos la certeza que es carne de primera calidad”.
El funcionario, puntualizó que esas casas de matanza animal deberían de pasar a obtener un sello de calidad en el rastro, pero como no lo hacen, va a trabajar para que se realice y los tulancinguenses, coman carne de calidad.
Reconoció que como rastro no tiene la facultad de decomisar la carne que proviene de rastros clandestinos; sin embargo, los ciudadanos pueden revisar que la carne que compran sea de animales que lleven sellos del rastro en codillos, lomos y espaldillas, lo cual indica que fue supervisada por personal médico.
Informó que en lo que va de la administración, han realizado 21 mil 365 sacrificios de bovinos y porcinos, con un costo de matanza de 184.40 y 100.40 pesos, respectivamente.
Aseguró que los sacrificios se hacen apegados a las normas vigentes, en el caso del ganado bovino usan pistolete de perno cautivo y para el porcino, ocupan un aparato eléctrico humanitario aturdidor.
Respecto a los ingresos económicos, dijo que se van a la Tesorería y ellos, como Rastro, hacen sus requisiciones de lo que necesitan para la rehabilitación del espacio a efecto de ofrecer un servicio de calidad.
“El presidente nos ha hecho énfasis en la limpieza, para otorgar un buen servicio, se han hecho algunas inversiones, como el cambio de motor de la caldera, el cambio del motor y compra de algunas piezas de la peladora de cerdos, la compra de una bomba de cinco caballos de fuerza (hp) para el abastecimiento de agua, motor de cinco hp para el elevador de reses y uno más de 1.5 hp, para el elevador de cerdos, además de pintura en general”.
Reconoció que por la antigüedad de la maquinaria, que data de hace más de 30 años, el Rastro de Tulancingo requiere de mantenimiento continuo. “Está funcionando, se da un buen servicio a nivel estado y se trabaja mucho en la rehabilitación de rieles y caldera”.
Finalmente, hizo un llamado a los que hacen matanza en sus casas, para que se acerquen al Rastro y exista la certeza de que es carne de calidad, la que se consume en Tulancingo

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