Después de mucho viaje y mucha interacción con la naturaleza y los diferentes tipos de belleza física, comparto la idea que el futuro de este mundo, más allá de la tecnología y los avances científicos e industriales que se van sumando día a día, será responsabilidad de cada individuo por su nivel de percepción y apreciación artística.
La apreciación artística puede considerarse como la valoración de las diferentes manifestaciones creativas, que el hombre ha realizado a lo largo de los años. Su propósito inherente es contribuir al desarrollo de una sociedad representando la vida, a través de la visión específica de un artista y que en su totalidad, aborda cualquier tema de interés social.
Dicho esto, la apreciación artística es la lógica colectiva del análisis crítico sobre una obra de arte, es decir, el tema implícito en la obra es el canal de comunicación y al mismo tiempo, el de interpretación entre el creador y el público.
En este sentido, el verdadero arte es considerado único y original. Muchos autores o artistas conciben sus obras como la representación de lo más importante del momento; así ha sido en el pasado y lo mismo será en el futuro. Sin embargo, son los espectadores, los encargados de dar realmente el valor y significado a lo representado.
Por esta razón, todas las obras de arte nos han servido para comprender de la historia y los acontecimientos de otras épocas, y al mismo tiempo, son las que nos inspiran a transmitir sucesos actuales en nuevas formas de arte.
Ahora, inclinados un poco más hacia la fase educativa, la incorporación del arte o actividades artísticas en el sistema educativo, contribuye entre otras cosas, a que los alumnos comprendan que existe más de una respuesta a una pregunta, más de una solución a un problema, y que la diversidad que cada uno aporta, es relevante.
A tal efecto, las actividades artísticas ayudan al desarrollo de la sensibilidad y la estética, impulsan las competencias sociales de cooperación, empatía y solidaridad, y muestran un medio alterno para comprender y representar el mundo, a través de otros lenguajes, por ejemplo, la danza.
La esencia de la danza es interpretar todo tipo de emociones con el cuerpo, es bailar diversos géneros musicales con libertad de movimientos, y este tipo de arte en la enseñanza, ayuda a enriquecer de manera alterna lo cognitivo y afectivo en los alumnos, además de incrementar el compromiso y la responsabilidad. En pocas palabras, estamos formando a mejores seres humanos, más creativos y emocionalmente más independientes.
Entonces, las instituciones educativas deben participar activamente en esta tarea, ofreciendo información y experiencias significativas que promuevan el desarrollo de las potencialidades de sus alumnos, garantizando una práctica valiosa que contribuya a la comprensión del paisaje social y cultural, en el que habitan para perfeccionar su percepción artística.
En resumen, enseñar y aprender arte, implica abordar contenidos específicos de identidad con sentimientos, promoviendo directamente el desarrollo del pensamiento.
Si existen nuevas percepciones, generaremos más artistas individualistas, disfrutaremos de más arte y la vida futura será más compleja pero interesante.

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