En un contexto de estrés hídrico y de escases del vital líquido, se anunció hace unos días, la creación de la policía hídrica para erradicar los casos de robo de infraestructura de agua potable, que son una de las causas por las cuales la zona metropolitana de Pachuca tiene problemas de abasto.

El objetivo de dichos elementos será vigilar las tuberías de agua y el sabotaje a la red de distribución de la Caasim (órgano regulador del agua en la capital hidalguense), que a través de un acuerdo institucional con la Policía Industrial Bancaria del Estado del Hidalgo (PIBEH), pondrán en marcha este proyecto.

Lo anterior forma parte de una estrategia para hacerle frente a una lamentable situación donde el escenario catastrófico de la escasez es una realidad constante en todo el territorio estatal. Incluso, hay que reconocer que se trata de un problema a escala nacional y mundial.

Llegó, por tanto, aquel futurismo que parecía propio de un filme de ciencia ficción. Donde, al principio, las guerras iniciaron por territorios, petróleo y otros recursos naturales. Ahora, los conflictos tendrán que ver con el agua.

De esta manera, tendremos además de la policía “convencional” otra que tendrá que vigilar un bien que hasta hace poco tiempo no tenía tanto “valor”. Esto es, hace unos años nadie hubiera imaginado la necesidad de vigilar el hurto del líquido.

De hecho, la policía citada establecerá un circuito para tener presencia en Tizayuca – Matilde y Laguna – Téllez. Este lugar donde se reportaron tomas clandestinas y robo de infraestructura que complica el abasto.

También hay que decir que la corrupción juega un papel significativo en esta problemática. Porque los nuevos desarrollos de vivienda no han tenido la precaución (en su mayoría) de ser empáticos con los problemas del agua en el sur de la ciudad.

Por el contrario, cada vez son más comunes los grandes desarrollos para vivienda en donde los servicios son escasos. Esto genera un conflicto social porque nadie puede vivir con la carencia del vital líquido. 

Es decir, este escenario complicará la vida de todos porque la inercia lógica es que cada vez hay más necesidad de vivienda aunado a una concentración en zonas urbanas y menos servicios (el agua en este caso).   

Regresando al caso local, a partir de este día se contará con la participación de 24 elementos policiales en una frecuencia de 24 por 24 horas, que implementarán patrullajes en los circuitos de vigilancia de los pozos de agua con los que cuenta la Caasim.

Ojalá que este sea el primer paso para generar conciencia con el problema del agua. Pudiera ser anecdótico el hecho de cuidar las instalaciones como pozos de agua. Pero no estamos lejos del escenario en donde éste sea el bien más preciado por la humanidad.

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