Desde hace unos meses se sabe que la planta de vehículos eléctricos que facturó el año pasado 53.500 millones de dólares, pretende instalar una planta en territorio mexicano. Los inversionistas, sin embargo, no han espeficado el lugar.

En este sentido, varios gobernadores han mandado mensajes a la empresa, presentando las bondades de su territorio al fabricante estadounidense de coches que solo en el primer trimestre de 2021 rompió récord con ganancias de 18.756 millones de dólares.

Sin embargo, todo parece indicar que la lista se resume a dos opciones. El estado de Hidalgo o Nuevo León. En esta disyuntiva, se encuentra el empresario Elon Musk, quien en unos días disipará la duda sobre el particular.

De llegar al estado de Hidalgo, la gigafabrica le cambiaría el rostro a muchas personas. Principalmente a quienes han habitado este lugar que figura entre los diez más pobres de México. Aunque su ubicación geográfica lo sitúa en una posición muy ventajosa.

Otro elemento a considerar es la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA). Esta reciente obra del gobierno federal ubicada en el centro del país es un polo de atracción para quienes desean invertir y tener la posibilidad de transportar por aire sus productos.

Además, hay una característica administrativa que puede tener mucho peso. Me refiero al criterio de construir una planta en un lugar que garantice la eficiencia y eficacia con el gobierno. Es decir, Hidalgo tiene concordancia ideológica y política con el gobierno nacional.

Cuestión contraria al caso de Nuevo León cuyo mandatario estatal ha manifestado incluso la posibilidad de separar al estado de la federación. Según él porque mucho se produce en el norte y poco se le regresa en participaciones federales.

Afortunadamente estos menesteres políticos nos ocupan solo a nivel nacional. Es claro, que una persona con la visión de Musk, ya tomó la decisión y podría generar sus propias condiciones para hacer viable su proyecto casi en cualquier parte.

Pero hay un último elemento que podría jugar en el escenario. Se trata de que una de las inversiones más importantes que llega a México, se asiente en un lugar cercano al proyecto insignia del presidente López Obrador, el AIFA.

Aunado a lo anterior, se debe de tomar en cuenta la opinión del primer mandatario del país. López Obrador, seguramente por motivos ideológicos, preferirá tener una planta de estas características en manos de un gobernador morenista antes que en Nuevo León.

Los recursos naturales (agua), de infraestructura (conectividad, movilidad, energía eléctrica) y otras consideraciones técnicas, también se alinean para que Tesla se quede en el centro del país.

De tal manera, que muy pronto habrá un pronunciamiento donde se ratifique la llegada de este fabricante texano a México. Y aunque el lugar exacto se desconoce es claro que este tipo de proyectos deben de llegar a los lugares donde pueden detonar economías locales.

En ese particular, la mejor opción es Hidalgo por la deuda histórica que se tiene con este maravilloso lugar que no ha tenido un impulso industrial y tecnológico que le permita subirse al tren del desarrollo local.

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