Actualmente vivimos día a día con cierto grado de estrés, lo cual puede tener alteraciones en el apetito y el hambre y como consecuencia no se realiza una correcta alimentación y nutrición; esto equivale a decir que dependiendo del grado de estrés que manejamos es la manera en que nos alimentamos. Un mal estilo de vida y de alimentación conducen a tener riesgos de padecer diversas enfermedades. La salud se provoca de acuerdo a la nutrición adecuada de nuestras células. Cuando nuestras células soportan algunos estados carenciales y no reciben los elementos nutritivos indispensables, se produce en el organismo una carga de estrés muy importante. Según estudios la sociedad trabajadora se encuentra relativamente mal nutridos, y por ello podrían considerarse como relativamente enfermos. Entre los modos más sutiles de dañarnos, es el seguir un mal régimen alimentario, consumiendo en exceso de calorías inadecuadas procedentes de los hidratos de carbono refinados (azúcares y harinas blancas), las bebidas alcohólicas, de las grasas saturadas y de origen animal, un consumo excesivo de sal y picantes.

CONSECUENCIAS EN LA ALIMENTACIÓN

  • Comemos mucho más, lo que puede llevar al sobrepeso o a la obesidad.
  • No comemos o comemos muy poco, lo que puede llevar a deficiencias alimentarias y a distintos grados de desnutrición.
  • Pasamos períodos prolongados de ayuno.
  • Comemos la misma cantidad pero cambia la calidad, predomina la “comida chatarra”, lo que puede llevar a deficiencia de nutrientes esenciales y más rápidamente al sobrepeso u obesidad.

ALTERACIONES QUE PROVOCA EL ESTRÉS EN LA SALUD

  • Afecciones cardiovasculares: aunque puede afectar a todos los órganos, sus efectos se concentran sobre el corazón y el sistema cardiovascular
  • Depresión del sistema inmune: provocando una baja en las defensas contra infecciones y otras enfermedades
  • Afecciones gastrointestinales: la sangre se desvía del estómago y se altera el proceso de digestión, además se segrega más ácido.
  • Malnutrición: el estrés puede ocasionar alteraciones en la forma en que la persona se alimenta, así como mayor gasto de nutrientes específicos.
  • Mayor consumo de otros elementos: como el tabaco y el alcohol que son factores de riesgo para aumentar una malnutrición.

Si usted experimenta frecuentemente niveles altos de estrés, la alimentación es una de las actividades diarias que más se desatiende,  puede provocar una  ingesta de alimentos insuficiente o desproporcionada en nutrientes. Tenga cuidado con esto, cuide su alimentación diaria; tenga horarios de alimentos, consuma verdura y fruta fresca, realice actividad física, tome dos litros de agua simple, incremente el consumo de alimentos con alto contenido de azufre y antioxidantes, consuma prebióticos, fibra y duerma siete horas diario. ¡¡¡Baje de peso e inicie un nuevo estilo de vida!!!

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