Recientemente una familia originaria de Tulancingo, que se dedica a la venta de comida, fue víctima de la delincuencia cuando se dirigía a la Ciudad de México (CDMX).
Los afectados, de quienes por obvias razones se omiten sus nombres, narraron que cuando circulaban sobre la autopista Tulancingo-Pirámides, cerca de los límites con el Estado de México (Edomex), se percataron que había unas piedras sobre el asfalto y aun cuando el conductor trató de esquivarlas, de inmediato, “se volaron” dos llantas.
Metros adelante, se detuvieron para verificar los daños, pero repentinamente fueron rodeados por unos hombres armados.
Como pudieron, escaparon del lugar; sin embargo, los sujetos comenzaron a dispararles. Por fortuna, comentaron, nadie resultó lesionado. Más adelante, se pararon en una gasolinera y solicitaron ayuda a sus familiares.
Dijeron, también, que algunos comerciantes de este y otros giros, que tienen que desplazarse a la capital del país u otros estados, ya se organizan para plantear el asunto al gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca Salazar, para que tome cartas en el asunto y haya más seguridad en las carreteras de la entidad.
Este no es un hecho aislado, ya que el 1 de marzo, Ruta informó del caso de un comerciante que fue baleado por unos sujetos, quienes previamente colocaron piedras en la carretera, y al no detenerse fue baleado, resultando con algunas lesiones.
La agresión ocurrió a la altura del entronque Pitula, en jurisdicción de Tulancingo, aunque la víctima detuvo su marcha aproximadamente tres kilómetros adelante, para después ser asistido por paramédicos de Cruz Roja.
Estos se suman a por lo menos otros tres casos ocurridos en lo que va del año, sobre la autopista, Pachuca-Tulancingo