El domingo se realizó la elección extraordinaria en Cuautepec, por motivo de hechos que nunca debieron de haber acontecido, como es la violencia electoral, en nuestro país.
En consecuencia, no se pudo asegurar cual fue la decisión libre de un municipio, porque la inseguridad les quito esa posibilidad.
Hoy con orgullo podemos decir que el Estado ha respondido y se tuvieron comicios con total seguridad, lo que parece es una prueba fundamental de credibilidad para nuestras instituciones.
Si bien los lamentables hechos ocurridos en las elecciones ordinarias en Cuautepec, en junio pasado, nunca debieron de haberse suscitado, debemos de recobrar la fuerza como sociedad y enfrentarnos a la adversidad una vez más.
La democracia es sin duda el baluarte de nuestra nación y debemos de defenderla a toda costa, concebir elecciones sin libertad y amenazadas por grupos armados no es una opción ni en nuestro Estado ni en nuestro país, peor aún cuando la elección ordinaria no pudo tener valor por los cobardes actos de criminales.
Lo anterior en virtud de que, cuando existen causas extraordinarias que impidan que se puedan realizar la jornada de manera ordinaria, se debe de buscar la forma de garantizar que los actos jurídicos que si se pudieron realizar se mantengan válidos pudiendo recrear la elección sin necesidad de una elección extraordinaria.
No obstante, en el caso de Cuautepec las causas fueron tan graves, que fue imposible poder recrear la elección y otorgar validez a la jornada ordinaria, por lo que este domingo se tuvo que realizar una elección extraordinaria sin precedente.
No obstante, parece un triunfo tanto de la democracia como al Estado Constitucional de Derecho, que ese domingo se hayan lograr llevar a cabo las elecciones y que la seguridad haya permanecido en el municipio vecino.
En consecuencia, sin importar los resultados aquello que más nos debe de importar, fue la paz y la tranquilidad de la propia elección.
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