Muchos países europeos han sido reconocidos en la historia por sus espectaculares eventos de beneficencia, celebrados principalmente entre las grandes familias aristócratas. En Francia, se llevaban a cabo varios eventos durante todo el año, pero es el “Bazar de la Charité” del que les narraré en esta ocasión.
Desde los años del imperio Napoleónico, la capital francesa vivió una época de gran expansión. Con el paso de los años fue notorio su desarrollo urbanístico y debido a ello, París inició una época de crecimiento económico constante, logrando así el valor de una ciudad reconocida e importante.
“Le Bazar de la Charité” o “El Bazar de la Caridad” en su traducción al español, se celebraba cada año desde 1885 en diferentes sitios destacados alrededor de la ciudad.
Este evento era organizado por las grandes familias aristócratas, donde se vendían obras de arte, pinturas, libros, joyas y una que otra baratija proveniente de donaciones, con la finalidad de reunir fondos para ayudar a la gente pobre.
En 1897, el bazar se instaló en un terreno en la calle Jean-Goujon cerca de lo que ahora son los Campos Elíseos y el Gran Palacio de París. Fue montado en una nave de madera de 200 metros cuadrados, dividida en puestos con lonas donde las “Madames parisiennes” participantes, vendían sus objetos de arte. Fue señalado como el evento del año, con gran captación para la recaudación de fondos y con una atracción sorpresa fascinante que fue la presentación de uno de los primeros prototipos de cinematógrafo.
Según archivos históricos, el bazar del 4 de mayo de 1897, marchaba bien. Las personas fueron llegando y se llenó rápidamente de interesados y participantes. Desafortunadamente, la gran sorpresa del cinematógrafo se instaló en el fondo del bazar y por un descuido del proyeccionista, la película se incendió.
Cabe mencionar que los primeros cinematógrafos utilizaban éter y oxígeno. Entonces, durante el evento de caridad, el proyeccionista debía cambiar la película en la oscuridad, pero en su descuido se le ocurrió encender un fósforo para tener un poco de visibilidad, olvidando por completo que estaba dentro de una pequeña cabina con gases. Al encenderlo, éstos rápidamente se activaron y provocaron una explosión. A partir de eso, París fue el escenario de una terrible catástrofe, debido a que esa explosión provocó un incendio en todo el “Bazar de la Caridad”.
Hubo muchas muertes, principalmente de las mujeres de la nobleza, y aunque la ayuda llegó rápidamente, me refiero a los bomberos y policías, fue demasiado tarde, pues el fuego devoró todo en menos de 10 minutos.
De hecho, fueron los mozos, los peones y los cocheros los que ayudaron a las mujeres a salir de entre el humo y el fuego. A decir verdad, se acusa a los hombres de la aristocracia, de solo salvar su propia vida sin ayudar a las mujeres caídas y pisoteadas.
Y como las llamas calcinaron todo, fue muy complicado el reconocimiento de los cuerpos. La mayoría de las mujeres fueron reconocidas por un toque de suerte, es decir, por algún trozo de su joyería fina o por los restos de sus prendas de vestir, algo de sus pertenencias. Algunas, no todas.
Y con esto sin duda fue el evento del año, pero no por los motivos correctos.
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