Hace unos días, un influencer fue sentenciado por tentativa de feminicidio y posteriormente se hizo viral, un video donde se puede observar como al momento en que fue ingresado a un penal, este es golpeado por los propios policías.
En primer punto, es de mencionar que no pretendo crear una opinión acerca del proceso ni mucho menos de la pena establecida a dicho influyente.
En cambio, parece fundamental escribir sobre el video que se hizo viral, puesto que es inaceptable visualizar a quienes deben de ser garantes de la justicia y de la ley violentarla con tal impunidad y lo peor, haciendo uso de sus propias atribuciones para mancillar la credibilidad en los órganos de justicia y de paz de nuestra nación.
Sin duda, si no se puede confiar en un policía como se puede confiar en el Estado que representan y como se puede confiar en un sistema de justicia, cuyos actores más cercanos al pueblo, son los policías que ante el menor empacho violentan los derechos y las normas que han jurado proteger.
La gravedad de aquel video, es propia del repudio nacional puesto que implica la falla a un sistema, que violenta todo un proceso y con ello los derechos de las personas involucradas y del propio Estado.
Debemos señalar que una de las finalidades del derecho penal, es la paz social y solo se logra mediante un proceso que garantice la veracidad, la justicia y la legalidad del mismo.
Lo anterior implica un monopolio de fuerza que solo le pertenezca al Estado, cuando se encuentre facultado por la norma, por lo que cualquier acción fuera de ella, generará una injusticia y como consecuencia evitará llegar al fin planteado.
De tal suerte que golpear un preso sin importar el motivo de su conducta, creará esa conducta como ilícita, que lejos de generar la justicia establecida por la norma, propiciará una serie de hechos ilícitos desde extorsiones, torturas e incluso violaciones al proceso, por lo que se debe condenar dichos actos.