Por ser un referente cultural y de gran tradición la celebración de Los Judas de Santo Tomás Tetiztlac, comunidad perteneciente a Zempoala, representación dancística con más de 400 años de existencia, por ello tendría que declararse como patrimonio cultural intangible del estado de Hidalgo, sentenció Mónica Leanett Reyes Martínez, coordinadora del Grupo Legislativo de Nueva Alianza en la LXVI Legislatura Local.
Recordó que dicha manifestación única, forma parte de la colonización que sufrió el área rural de Santo Tomás, Tetliztac, lo cual derivó en la construcción de la parroquia de Santo Tomás Apóstol, edificada en una pirámide prehispánica, dirigida por frailes.
“Esta danza surge bajo las inclemencias de la conquista espiritual, para que sus pobladores tuvieran reposo de guardar y de una purificación espiritual, causando temor y desesperanza; es así como surgen Los Judas, comenzando desde el tiempo litúrgico la Cuaresma en el miércoles de ceniza calendarizado hasta la Semana Santa terminando el Domingo de Resurrección, variando las fechas dependiendo el año”.
Durante cuatro siglos, la danza prehispánica ha tenido modificaciones en sus características, manteniendo el objetivo primordial, que es el causar temor a espectadores, ya que buscan que se respete el tiempo de purificación resguardándose en sus casas. Con la representación de un Judas Mayor, se lleva el control de aquellos que lo siguen y de las personas, a quienes son encontradas a su paso.
El Judas Mayor cuenta con una máscara representativa de un toro, túnica negra, cola de toro, chicote, un pequeño morral y en el recorrido de la Pasión de Cristo; el Viernes Santo lleva unas cadenas en sus tobillos.
Durante su recorrido dancístico, el personaje causa miedo por su representación y caracterización, quien es acompañado por los Judas en fila con música y en diferentes momentos con pasos dancísticos.
De igual forma, se llevan matracas, un tambor de cuero de chivo y una flauta dulce, haciendo melodías acordes a su recorrido. Se cuenta con dos melodías y ritmos diferentes: uno mientras recorren las calles de la población más alegre y rítmico; y otro de pena y tristeza, cuando se recorre el atrio de la iglesia o se llega a un punto específico en donde se encuentre una cruz representativa de Cristo.
La celebración es una mezcla de sátira, religiosidad y carnaval, lo que la hace más rica en expresiones culturales.

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