Se despide la vieja Suprema Corte de Justicia de la Nación y con las y los ministros, una época completa de la impartición de justicia en nuestro país.

He ocupado diversidad de columnas para escribir respecto a la reforma judicial, la cual comenzará oficialmente su implementación a partir de septiembre próximo.

Sin embargo, la última sesión de la Corte, será sin duda una despedida a la impartición de justicia que fue critica del gobierno, misma que en gran medida fue pilar para la democracia.

No podemos dejar de lado que esta etapa que culmina, dejo grandes cambios en nuestro país, misma que se perfilaba hacia un objetivo: la democratización y la garantía de un Estado Constitucional de Derecho.

Sin duda, existieron resoluciones desatinadas y que en mucho afectaron a la nación, pero también muchas otras beneficiaron los derechos de las personas y contribuyeron en el crecimiento nacional.

Cierto es que la calidad de las y los juzgadores, no se mide por la popularidad de sus resoluciones sino por la justicia de las mismas y solo el valor y la independencia judicial, pueden ser base de ello.

Ahora, la nueva Corte tendrá que demostrar no solo su legitimidad, sino que la independencia judicial, la impartición de justicia y las resoluciones, serán superiores a lo esperado.

Por el bien de nuestro país, esta nueva composición de jurisconsultos deberá garantizar los derechos de todas las personas y con ello el crecimiento de nuestro país.

Sus resoluciones serán la prueba que acredite su legitimación y una mejora en la impartición de justicia.

Es importante resaltar que si bien existió un proceso electoral y con ello un apoyo popular, en materia de justicia, cada resolución legitima o no a una autoridad y la motivación en la misma. es sin duda la prueba fehaciente del trabajo cotidiano de las y los juzgadores.

jfernandoge1@gmail.com

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