·     Trump confía en Claudia, no en las leyes

·     Le basta ordenar para tener obediencias

·     CATEM marca la ruta para las 40 horas

Donald Trump recibirá hoy a Claudia Sheinbaum con una certidumbre:

-Las reformas implementadas en México por la autollamada 4t pueden carecer de efectos para Estados Unidos y Canadá -me dice un diplomático.

Aunque funcionarios estadunidenses y los empresarios cuestionen los cambios en las leyes y estructuras judiciales e institucionales, no les afectaría.

La elección de jueces, magistrados y ministros mediante acordeones, con su consecuente incondicionalidad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN, el nombre se mantiene), puede carecer de consecuencias.

Tampoco la desaparición de los órganos autónomos como el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai) y otros contrapesos del Poder Ejecutivo.

¿Por qué?

Porque todos han pasado a control del gobierno, bien sea con su incorporación a secretarías de Estado o a depender directamente de Palacio Nacional.

En Washington el Congreso de la Unión -Cámara de Diputados y Senado de la República- y el Poder Judicial -con la Corte de Hugo Aguilar Ortiz al frente- ya son vistos como dependencias del Poder Ejecutivo.

HERENCIA

DE AMLO

Eso da confianza en Washington y Otawa.

Lo ha corroborado Donald Trump en aspectos para él muy importantes, como el freno al tráfico de enervantes -el fentanilo es su prioridad- y el flujo de migrantes.

En su primer período pidió controlar esas corrientes de humanos en pos del llamado sueño americano y, solícito, Andrés Manuel López Obrador desplegó un muro militar al sur de la frontera.

-En 2019 México nos dio 28 mil soldados soldados gratis -alardeó el magnate con suficiente pruebas.

En este sexenio reclamó otra barrera igual al norte de México y se le enviaron miles y miles -la última vez un contingente de diez mil- para no permitir el paso hacia Estados Unidos.

Por eso hoy, cuando en el Kennedy Center salude a Claudia Sheinbaum, dialogará con quien tiene el poder mexicano absoluto y con quien puede lograr acuerdos inviolables.

Lo demás, el T-MEC o su sucedáneo, será complementario.

LA GUÍA

DE CATEM

Pocos lo saben:

En el sexenio pasado, cuando Andrés Manuel López Obrador intentó implantar la semana laboral de 40 horas, no encontró un ambiente propicio.

-Lo que la gente quiere es ingreso y la mejor manera de mejorarlo es con incrementos a la productividad. Ahí debemos concentrarnos -me dijo Pedro Haces Barba.

El, como secretario general de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), se opuso y pidió reflexionar y plantear una ruta viable.

En este sexenio sugirió al régimen -y al parecer lo escuchó- hacerlo de manera gradual y con compromisos específicos de obreros y patrones para no desatar conflictos ni inflación.

El proyecto anunciado por Claudia Sheinbaum va por ese camino con el fin de hacer realidad esa conquista en 2030 sin alterar la economía.

Haces Barba asegura tener la mayor central de trabajadores -cinco millones- y en tal calidad desarrolla desde hace meses una campaña por las 32 entidades del país.

Se entrevista con gobernadores, reúne a dirigentes de cámaras y a líderes sindicales con compromisos específicos para respetar el alza salarial al mínimo y repercutirlo en revisiones contractuales.

No hay líder cetemista, croquista o de otras centrales con un activismo ni influencia similar.

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