Un régimen que del autoritarismo ha comenzado a acercarse al totalitarismo, es el del gobierno de Bukele en El Salvador, quien representa el populismo y la gran mentira de democracia y progreso, que puede representar un país.
Sin duda una persona que se representa a sí mismo, como el salvador con una soberbia que raya no solo en lo absurdo sino en la premisa de que nada ni nadie puede lograr aquello que él como gobernante, lo está haciendo por su país.
Lo anterior genera un clima autoritario, que solo puede llevar a una dictadura, puesto que crea un clima donde solo esa persona es capaz de llevar al pueblo a su idea de progreso, eliminando cualquier idea contraria a su propio régimen.
La consecuencia, se ha visto desde su sistema de justicia, mismo que ha vendido empeorando como la eliminación del crimen organizado, cuando se inició una persecución que desapareció no solo a sus principales opositores, sino a sus críticos con lo que logró que la verdad oficial se convirtiera en la única verdad.
Poco tiempo después hemos visto como el discurso populista, se convirtió en la realidad esperada como el control del Estado, las violaciones sistemáticas a derechos humanos y la pérdida paulatina de libertades de sus ciudadanos, es una realidad no solo aceptada sino incluso aplaudida.
Hoy la destrucción de esa democracia, parece empezar su camino con la posibilidad de relección e incluso el poder de ser gobernante, sin tener mayoría absoluta de votos por parte de su propio pueblo.
La respuesta es lógica: las mentiras en poco tiempo se demuestran, la verdad surge y con ello el temor de perder el poder.
Si una vez las bases sociales que pensaron, que perder derechos a cambio de una esperanza de paz, era la correcta se dan cuenta que el gobierno que aplaudieron, se ha convertido en una dictadura por lo que solo queda, el camino de regreso a la democracia, que debe empezar ahora.
jfernandoge1@gmail.com