La nueva estrategia de rescate a la petrolera se llama “El Plan Estratégico 2025-2035 para Pemex”. Busca que la petrolera disminuya en 26 por ciento el porcentaje de su deuda para el 2030, así como frenar la caída en la producción de petróleo y gas y elaborar más combustibles para depender menos de las importaciones.
Con ello se espera que la deuda a fin del sexenio de Claudia Sheinbaum, sea de 77.3 mil millones de dólares, es decir, 28 mil millones menos en comparación con el 2018.
Además, se proyecta que a partir de 2027, la petrolera deje de depender de la capitalización de Hacienda, convirtiéndose en auto sustentable para cumplir con sus propias obligaciones.
Los ejes que presenta el gobierno para el rescate de Pemex son: Desarrollar dos grandes yacimientos en el golfo de México y reactivar otros.
• Ampliar la producción de gas natural aprovechando recursos del sur y norte del país.
• Construcción de tres nuevos ductos que se conecten a algunos Polos de Bienestar.
• Consolidar la producción de crudo, exportar los excedentes y reponer reservas.
• Ampliar la oferta de petroquímicos y fertilizantes al reconstruir cinco complejos.
• Comercializar otros energéticos como energía solar, eólica, geotermia y de hidrógeno.
Esta estrategia sin duda es integral y pretende la capitalización y financiamiento para los próximos 10 años, sin embargo, el reto implica mas allá de un esfuerzo estratégico de producción
Es decir, el Cáncer de Pemex se encuentra dentro del personal que opera la institución, siendo más precisos al caso de corrupción que la controla, a través del huachicol fiscal, que hará que todo esfuerzo administrativo u estratégico sea inútil.
Casi el 40 por ciento de las gasolinas que se comercializan en el país son robadas o no declaran impuestos.
Se aplaude y reconoce el esfuerzo del gobierno por elevar el dinamismo y productividad de la empresa, pero el foco se debe centrar en la cuestión del control y administración de la petrolera