En las últimas semanas, la región de Tula ha sido noticia por los hechos violentos relacionados con la presencia de un grupo delincuencial. Las fuerzas del orden han realizado las acciones pertinentes, pero por desgracia desde hace tiempo, estos grupos ya se encuentran arraigados en aquella zona.
Era cuestión de tiempo para que la inercia de la violencia, se presentara en nuestro estado dejando una preocupación en la sociedad. Al menos eso se percibe en la región de los atlantes, donde en las últimas semanas han sido constantes los ajustes de cuentas.
El escenario se descompuso desde la detención de Hugo Alberto Muñoz Marmolejo, alias “El H”, quien es identificado como líder de una célula delincuencial, dedicada a la extracción ilegal de hidrocarburo, así como a la comercialización de narcóticos.
Derivado de lo anterior, el pasado miércoles se realizaron múltiples cateos que permitieron desmantelar dichas estructuras delictivas, con el aseguramiento de armas de fuego, drogas, vehículos, uniformes tácticos y otros elementos.
El saldo de los operativos fueron 12 personas detenidas y presuntamente responsables de las agresiones de los últimos días, donde lamentablemente fallecieron agentes de investigación de la Procuraduría del Estado.
Hay que celebrar que los operativos citados fueron posibles gracias al trabajo coordinado de las autoridades estatales y federales. Es decir, funcionó la inteligencia policial y el uso de tecnología. A ello, se suma la posibilidad de contar con equipamiento, profesionalización de los cuerpos de seguridad y denuncias ciudadanas.
Por desgracia, el robo de hidrocarburo en Tula sigue ocurriendo, a pesar de los esfuerzos por erradicar esta práctica. Pero también es cierto que aquellos que se dedican a esta actividad ilícita, han diversificado su carpeta de delitos que ahora incluye extorsiones, secuestros y venta de droga.
Por tanto, es complejo hacerles frente a estos grupos. Los avances alcanzados hasta ahora, parecen acertados, pero no son suficientes. Hay que seguir de cerca la estrategia del gobierno estatal, para erradicar a estos grupos y seguir capacitando a las policías locales y municipales.
No es ningún pretexto, pero también hay que considerar un elemento que con frecuencia se olvida. Los lugares con estos delitos son estratégicos. Es decir, Tula se encuentra en la frontera del Estado de México y Querétaro, lo que permite la operación en tres entidades federativas.
Tizayuca que es otro caso de creciente violencia. Colinda con el Estado de México, haciendo posible la movilidad de los delincuentes y la posibilidad de evadir autoridades locales. Por eso es importante la colaboración entre los cuerpos del orden en las zonas citadas.
La apuesta de la autoridad es el compromiso con el combate frontal al delito y la construcción de un estado en paz, el compromiso de la sociedad es denunciar estos delitos para reconstruir un ambiente de armonía con justicia y legalidad.
La apuesta parece complicada pero hay que pensar que ese reto es posible y que no obedece a colores partidistas, ni figuras políticas. Aquí no caben ni fobias ni filias. Es trabajo de todos los que queremos vivir tranquilos.