Ante el funcionamiento de locales con máquinas tragamonedas que dan como premio dinero, el municipio literalmente se ve “atado de manos” pues el titular de la Dirección de Reglamentos, Óscar Serrano, dijo en entrevista que ni hay permisos municipales para la instalación de estas y que no es competencia local.
“Es la Fiscalía General de la República (FGR), la que tendría que tomar cartas en el asunto, es decir retirarlas, porque esta función no está en nuestras facultades; los que tienen el permiso, es para máquinas de videojuegos (maquinitas)”.
El funcionario agregó que se está levantando un censo para verificar, cuántos son los negocios que hay con este tipo de juegos de azar y en su momento, se tendrá el acercamiento con la Fiscalía para determinar qué es lo que procede.
Cabe señalar que estas máquinas operan con dispensadoras de dinero y que literalmente se convierten en juegos de azar.
Dos establecimientos de este giro, se encuentran en 21 de Marzo, Centro de Tulancingo, prácticamente juntos, pero con diferentes cortinas, donde operan alrededor de siete de estas máquinas y donde además, se pueden ver incluso a menores de edad, tratando de conseguir el objetivo de obtener monedas o billetes.
De acuerdo con el artículo 108 del Bando de Policía y Gobierno, en el Municipio se prohíbe la instalación de locales con máquinas tragamonedas, juegos de azar y de apuestas y en general de juegos propios de casinos, regulados en la Ley Federal de Juegos y Sorteos.
Esta prohibición es igualmente aplicable a cualquier tipo de establecimiento ubicado en el territorio municipal, con independencia del número de máquinas que se tengan instaladas.
Especifica también que, la Dirección de Reglamentos y Espectáculos, con auxilio de la fuerza pública, asegurará las máquinas que se detecten, poniéndolas a disposición de la autoridad competente.
Cabe señalar que a la adicción a los juegos de azar y apuestas que generan este tipo de máquinas supuestamente de diversión, se le conoce como ludopatía, caracterizada por una pérdida de control sobre la conducta en la que la persona tiene una necesidad incontrolable de jugar y apostar, que se vuelve un problema de salud mental, que requiere de tratamiento profesional.
