En días recientes Gerardo Fernández Noroña, reveló que Miguel Ángel Osorio Chong tocó la puerta de Morena para integrarse a sus filas. Según el presidente del Senado, la negativa fue contundente por los antecedentes políticos del priísta.
Y aunque el tema queda como una mera anécdota, vale la pena hacer una reflexión de lo que podría haber pasado, si el ex gobernador de Hidalgo hubiera cambiado de bandera política enarbolando los postulados de la cuarta transformación.
El referente más inmediato de su trayectoria política, fue su paso por la Secretaría de Gobernación Federal durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. Pero todos los sabían (clase política, en particular), que Osorio no era un miembro más del gabinete.
Su poder de decisión era amplio (por decir lo menos) en el rumbo político del país. En sus tiempos, incluso, se le llegó a decir el super secretario, por las facultades que ejercía en rubros como lo electoral, la seguridad y la procuración de justicia.
No obstante, su obsesión por convertirse en candidato a la presidencia en el 2018, distrajo mucho su atención hacia el terruño que lo vio nacer políticamente hablando. Es decir, Osorio no fue consecuente con su estado natal.
Basta decir que, durante todo el sexenio de Peña Nieto, la entidad no se benefició con proyectos, acciones o políticas que nos permitieran escalar en los índices de pobreza, marginación o exclusión social.
Según datos oficiales, de 2012 a 2018, la obra insignia del gobierno federal en el estado de Hidalgo fue la primera etapa de la construcción de la Presa el Yathé, con una inversión de 560 millones de pesos, aproximadamente.
Es decir, nuestro paisano a pesar de su gran influencia política, no hizo mucho por cambiar las condiciones sociales y económicas de la entidad que él mismo gobernó del 2005 al 2011. De nada sirvió tener a un hidalguense como número dos en la administración federal, si no destinó algo de recurso extraordinario o proyectos para su tierra.
Es más, un sexenio antes de Peña Nieto, el presidente Felipe Calderón de extracción panista fue más generoso con Hidalgo. Durante su mandato, se inició la construcción y/o ampliación de la Refinería Miguel Hidalgo con una inversión de mil 724 millones de pesos.
Dicho proyecto terminó siendo un fiasco porque solo se realizó una barda perimetral que ahora puede ser considerada como un monumento a la corrupción. Además de aquella pifia, llegó a Hidalgo un Túnel Emisor Oriente, que costó 16 mil 810 millones de pesos y la planta de tratamiento de aguas residuales en Atotonilco de Tula, que tuvo un costo de 10 mil millones de pesos.
De esta manera, la inversión del gobierno federal fue más generosa con los hidalguenses en el 2006 que un sexenio después con un pachuqueño muy influyente, que despachaba desde la calle de Bucareli.
Con esas cartas credenciales, Osorio quiso ser parte de Morena cuando a todas luces no es congruente con su estado ni con su proyecto político inicial.
Para concluir con el recuento de las inversiones federales, basta decir que actualmente la presidenta Claudia Sheinbaum, anunció nueve proyectos para Hidalgo; entre ellos, la construcción del tren Pachuca-AIFA, la tecnificación de distritos de riego y la modernización de la carretera Pachuca-Tamazunchale, solo de estos tres, la inversión es de 68 mil 674 millones de pesos.