Presiones arancelarias por parte de Estados Unidos, recortes presupuestarios realizados por el gobierno y la incertidumbre generada por la reforma judicial, son el escenario que envuelve a la caída económica registrada desde finales del año pasado.
Nuestro país prácticamente se encuentra en lo que se denomina como “recesión técnica”. Esto significa que la actividad económica de un país, disminuye durante dos trimestres consecutivos.
¿A qué se debe? Todos sabemos de la estrecha relación económica que tiene México con Estados Unidos, cada movimiento al alza o baja en la economía estadounidense, impacta en el mismo sentido a la nuestra, pero en mayor fuerza.
Por lo tanto, basta con ver algunos signos de la economía estadounidense; en su mercado bursátil, el índice S&P 500 cayo 7.7%, evaporando miles de millones de dólares en ahorros e inversiones; el consumo en EU se desploma, las ventas minoristas llevan dos meses consecutivos a la baja, la incertidumbre política está por los cielos.
En nuestro país, el indicador global de actividad económica (IGAE), lleva 3 de 4 meses en datos negativos. El producto interno bruto de cierre del 2024 fue de -.6%. Las exportaciones cayeron 2.9% y las importaciones 8.3%; el consumo privado también disminuyó, la manufactura registró datos que se veían en plena pandemia.
En resumen, la recesión técnica reduce el consumo, el empleo y la inversión; genera que las empresas disminuyan costos, lo que aumenta el desempleo y por otro lado, los consumidores ahorran (no gastan) para hacer frente a la incertidumbre que se genera.
Las cifras son inequívocas. No hay que engañarse y el dicho es cierto: cuando a Estados Unidos le da un resfriado, a nuestro país le da pulmonía.
Pero no todo es culpa del dinamismo económico estadounidense. Si a eso le sumamos más incertidumbre que desincentiva la inversión como la que genera la reforma al poder judicial y encima ayudas a frenar el consumo mediante recortes presupuestales, el panorama se vuelve más obscuro.
Lo cierto es que nuestro país tiene fundamentos macroeconómicos sólidos y fuertes, habrá que ver la respuesta del gobierno ante este nuevo panorama.