Hace unas semanas se nombro a la nueva Fiscal General de la República, siendo una propuesta de la presidenta aceptada por la mayoría del senado.
La ahora nueva fiscal es sin duda de la misma línea ideológica que la presidenta de la república y del partido mayoritario en el senado lo cual implicará una alineación con la política de seguridad e incluso con la seguridad nacional.
No obstante, si bien la reforma de la fiscalía tiene la finalidad que dicho nombramiento surja de un acuerdo entre grupos parlamentarios y el poder ejecutivo federal en el caso en específico ello no ocurrió.
Lo anterior, no implica que este nombramiento no sea democrático sino un fenómeno propio de la democracia que en el caso se hayan alineado las ideológicas de los tres protagonistas.
En tal sentido, ello no implica que la Fiscalía no sea autónoma puesto que, su obligación es serlo, tal y como lo establece la propia normativa.
Debemos de acostumbrarnos que nuestras instituciones no dependan de las personas sino del seguimiento de la ley y ello cree que sus actuaciones se fundamenten en la norma y no en decisiones personales.
Por tanto, me parece que no podemos concluir que dicho nombramiento implica por si mismo una falta de independencia, por el contrario, las acciones deben de establecerse en carácter de autonomía y legalidad.
Sin embargo, la ideología en la política de seguridad me parece que, si puede adecuarse, pero ello generará una coordinación institucional que mucho coadyuvará a la sociedad.
En tal sentido, la procuración de justicia no puede ser una decisión personal sino institucional basado en principios emanados de normas y estoy seguro que quien tenga dicho cargo sabrá cumplir cabalmente con el mismo.
Espero que esta nueva fiscalía en mucho sume a la paz y la institucionalidad de nuestra nación.

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