Mal y de malas con la petrolera mexicana, que en décadas pasadas fuera la joya de la corona de nuestro país, siendo el principal impulsor del crecimiento de la economía.
Pemex enfrenta un panorama muy complejo, además de su elevada deuda. Acumula pérdidas significativas, debido a factores externos como el robo de hidrocarburo “huachicol”.
Tan solo en el primer bimestre del año, registró una pérdida de 3,350 millones de pesos por este concepto, representando un incremento de 13.6% interanual.
Lo anterior sitúa al robo y contrabando de combustibles, entre los principales focos rojos del mercado energético, pues representa entre un 30% y 40% de las gasolinas y diésel, que se comercializan en el país y representa un daño al erario por 177,200 millones de pesos.
El problema es más grande de lo que tú y yo imaginamos, pues al hablar de huachicol no nos referimos a las personas que venden de manera clandestina, 100 o 500 litros de gasolina en tu colonia o comunidad.
El problema real es en el que no solo se involucra a los carteles o grandes bandas de contrabando, sino que a los mismos huachicoleros de camisa y corbata, que forman parte de la petrolera o el gobierno (funcionarios).
Es decir, nos referimos a ese fenómeno que ocurre cuando las estaciones expendedoras adquieren gasolinas y diésel robado y que no cuentan con una factura, que permita su trazabilidad de origen, ya que consiste en declarar ante el fisco la entrada de combustibles bajo otra denominación como aceites o lubricantes, evitando así el pago del impuesto especial sobre producción y servicios y/o al valor agregado.
Lo anterior, es conocido como huachicol fiscal y de acuerdo con un estudio de la firma PetroIntelligence, la recaudación potencial perdida ascendió a 177,200 mdp en 2024, lo cual desglosado, indica que se pierde alrededor de 124,200 millones de pesos por concepto del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) y 53,000 mdp por Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Como podrán observar, de nada sirve los esfuerzos que realiza la secretaría de Hacienda para rescatar a la petrolera o los esfuerzos que realiza el Secretario de Seguridad Ciudadana en el decomiso de hidrocarburo, que parece simulado y acordado.
La solución está en atacar el problema real y central, el cual es la corrupción dentro de la propia empresa. Ese es el verdadero huachicol que está matando la gallina de los huevos de oro.
Sin ello, no habrá finanzas públicas sanas, reducción de la deuda y crecimiento económico.

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