Hay eventos naturales que ponen al descubierto nuestra vulnerabilidad en infraestructura, comunicaciones y aislamiento. Es el caso del fenómeno meteorológico que se presentó el pasado fin de semana en el estado de Hidalgo, donde un tercio de la población sufrió algún tipo de afectación.
Las localidades afectadas son aquellas que se encuentran muy alejadas de las cabeceras municipales, asentamientos en su mayoría irregulares de menos de 500 habitantes. Este es el caso del 66% de las comunidades, que en este momento son prioritarias porque no cuentan con servicio de energía eléctrica, ni vías de comunicación y escasez de alimentos.
Hidalgo ha pasado por estas complicaciones en ocasiones anteriores. Los registros hablan de que en 1918, la capital del estado sufrió una inundación a causa de las lluvias dejando anegado el centro de la ciudad.
En 1921, se repitió el evento solo que ahora por el derrumbe de la cortina de la presa del Xotol, propiedad de la minera “El Rosario”. En esa ocasión una fuerte y súbita corriente arrastró consigo todo lo que encontró a su paso y provocó la destrucción de puentes, bardas y puestos del mercado primero de mayo.
Otro evento de la misma naturaleza tuvo verificativo en 1949, quizá el más recordado porque las imágenes recabadas muestran su nivel de afectación, también en el centro de la ciudad de Pachuca. En esa ocasión, una tromba provocó el desbordamiento del Río de las Avenidas debido al azolvamiento, alcanzando el agua más de 2 metros de altura con un saldo incierto de víctimas.
Recordamos eventos como el Huracán Stan (2005), donde la entidad se vio afectada por el impacto indirecto de un Ciclón Tropical y sus remanentes. 42 municipios del estado recibieron declaratoria de desastre. En 2013, el Huracán Ingrid afectó a por lo menos 31 municipios de Hidalgo, provocando deslizamientos de tierra, derrumbes, desbordamientos de cuerpos de agua e interrupciones en la comunicación terrestre.
Eventos que ocurrieron recientemente como el desbordamiento del Río Tula (2021), un desastre multifactorial que afectó severamente a Tula de Allende y otros municipios del Valle del Mezquital, Hidalgo. Aquella noche del 6 y madrugada del 7 de septiembre de 2021, se originó por el desbordamiento del Río Tula, el cual recibió un caudal muy superior a su capacidad. Se reportó el fallecimiento de 17 personas que se encontraban al interior del Hospital del IMSS.
Ese mismo año, el Huracán Grace (2021) impactó principalmente en Veracruz, Puebla y el norte del país, sus efectos en Hidalgo fueron significativos. Las lluvias intensas provocaron derrumbes, desbordamientos de ríos, afectaciones a caminos y caída de infraestructura en al menos 52 municipios.
En estos días, el huracán Priscilla y el fenómeno denominado vaguada monzónica, ha generado una emergencia severa en Hidalgo. Las lluvias intensas han provocado daños en 28 municipios de la región Huasteca y Serrana, más de 20 pérdidas humanas y afectaciones al campo, así como a la infraestructura básica.
Este recuento de fenómenos naturales, nos deja una enseñanza clara una tendencia creciente tanto en frecuencia como en magnitud de estos eventos en una entidad con geografía montañosa y significativa dispersión de comunidades rurales que incrementan la vulnerabilidad de la población ante este tipo de emergencias.
Urge crear una estrategia integral que permita planes de contingencia, personal de protección civil capacitado y un ambicioso plan para minimizar los daños en estos lugares. Ojalá que todas las autoridades sean sensibles a que el calentamiento global trae consigo más eventos de esta naturaleza. Hay que estar preparado desde las trincheras que nos corresponden.