Como cada año se ha conmemorado el inicio de la lucha por la independencia de nuestro país, con “el grito” como remembranza a aquel acto realizado por Miguel Hidalgo en 1810, que dio inicio a una lucha que culminaría hasta 1821, con la promulgación del acta de independencia del Imperio Mexicano.
No obstante, cada año se convierte en una muestra de identidad, patriotismo y nacionalidad que da unidad a nuestra nación.
Este año se vio marcado a nivel nacional, por un hecho histórico: el primer grito de una presidenta, misma que reivindicó los derechos de las mujeres y de las heroínas, al haberlas mencionado en sus arengas y con ello un reconocimiento expreso de su participación en la lucha.
Del mismo modo, el reconocimiento a doña Josefa Ortiz Téllez-Girón por su nombre y no como esposa del Corregidor de Querétaro, fue sin duda una demostración del cambio de perspectiva histórica de nuestros tiempos.
En tal sentido, el tiempo no solo marca las arengas sino el sentimiento de la población, hacia la idea de soberanía e independencia.
Si bien la conmemoración es respecto del inicio de la lucha, para obtener nuestra soberanía como país, la idea de soberanía ha cambiado ahora como aquella que se ejerce con el fin de garantizar derechos de las personas que habitan nuestro país.
Hoy las arengas parecen ser un llamado hacia una lucha por nuestra soberanía, que continua en beneficio de nuestros conciudadanos, no de una independencia entre naciones, sino de aquellos grupos que nos quitan la paz y la tranquilidad con actividades criminales.
Una independencia que se debe de luchar desde la trinchera de la democracia y que busca fortalecer los derechos de las personas de cualquier agente, que pretende robar la libertad. Parece que ese es el punto fundamental que hoy nos une como nación, en busca de una soberanía que nos garantice no solo la libertad sino los derechos para ejercerla.
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