En Tulancingo, el festejo del triunfo del equipo de futbol América, en la final contra el Monterrey, se convirtió en vandalismo.
De acuerdo con testimonios de asistentes que se reunieron frente a la Catedral Metropolitana, tras la conclusión del partido, muchas familias, incluidos niños, salieron a las calles y comenzaron a “echarle” porras al equipo campeón.
Sin embargo, algunos jóvenes comenzaron a empujar a la gente y se armó un conato de bronca. Luego pasó un automóvil, cuyo conductor se molestó porque le echaron espray y enseguida un grupo de jóvenes, se subieron a la unidad y amenazaron con “voltearla”.
Se informó, que se implementó un operativo policial sin que hubiera personas detenidas, pese a que algunos elementos fueron agredidos por los pseudo-aficionados, con latas y botellas.
Los policías preventivos disuadieron los desmanes de los vándalos para salvaguardar la integridad de los peatones y automovilistas que transitaban por este lugar, así como a quienes verdaderamente iban a festejar, el tricampeonato del equipo América, principalmente a los niños.
Jaqueline González, testigo de estos hechos dijo que se ha vuelto una tradición que en el centro de Tulancingo, se lleven a cabo este tipo de celebraciones.
“Anteriormente, habíamos festejado los campeonatos de los equipos América, Cruz Azul y Pachuca, pero esta ocasión, a quienes originaron estos hechos vandálicos, no se les puede llamar aficionados, sino auténticos grupos de choque, fue decepcionante ver el comportamiento tan salvaje de estos individuos y lo peor, es que no detuvieron a nadie”, recriminó.
Otros entrevistados agregaron que era necesario que detuvieran a los rijosos, para que también se hicieran responsables de los daños económicos tanto de los vehículos dañados como de las agresiones físicas y verbales contra muchas personas que acudieron a este festejo.

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