Después de que la novela arancelaria parecía haber entrado en un stand by momentáneo y directamente ligado al estado de humor del presidente de los Estados Unidos Donald Trump, esta ha retomado la atención mundial, debido a que el pasado miércoles el Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos, dictaminó que el presidente estadounidense se excedió en su autoridad al invocar una ley de emergencia para justificar los aranceles.
Recapitulando, Trump impuso un régimen arancelario al acero, aluminio, autos extranjeros, después continuó con la imposición de los llamados aranceles recíprocos de hasta el 50% a los países con los que su nación arrojaba un déficit comercial y un arancel base de 10% para el resto de los países.
Estos últimos (impuestos recíprocos), se impusieron con el respaldo de Ley de Poderes Económicos para Emergencias Internacionales (IEEPA) de 1977, bajo el precepto de emergencia nacional. Argumento que el pasado miércoles, no resultó suficiente para el tribunal, ya que los déficits comerciales de Estados Unidos, no son de carácter de emergencia nacional debido a que el país los acumuló durante 49 años.
Por lo tanto, la imposición arancelaria está por encima de la autoridad del presidente, para regular las importaciones bajo la IEEPA. Además de que estos nuevos impuestos, no hicieron nada para abordar los problemas que se suponía debían resolver e incluso esta situación, solo sacudió los mercados financieros, aumentaron el riesgo de que los precios se incrementaran y el riesgo de una recesión en Estados Unidos y en todo el mundo.
Lo anterior, derivado de la demanda impuesta por cinco pequeñas empresas y otro por 12 estados de Estados Unidos, que directamente se veían afectadas por esta medida. El fallo anterior mantiene los aranceles al acero, aluminio y autos extranjeros, debido a que están sustentados con otra ley.
Es importante mencionar que debido a que el Tribunal de Comercio Internacional tiene jurisdicción sobre casos civiles relacionados con el comercio, sus decisiones pueden ser apeladas ante la Corte Federal de Apelaciones para el Circuito Federal en Washington y, en última instancia, ante la Suprema Corte, donde es un hecho que terminara este tema.
Pero, lo realmente interesante de este asunto, es el mensaje que se manda a la batalla comercial, en la cual se pone entre dicho la autoridad de D. Trump y se revela el punto débil de su arma más poderosa de negociación: los aranceles.
Y para nuestro país también se envía un fuerte mensaje, ya que se destaca la importancia de la imparcialidad que de los tribunales tienen para con la vida pública de una nación, dejando de tarea la reflexión sobre si será benéfico o no, que el pueblo sabio elija a quienes estarán al frente de estos tribunales, con el riesgo latente de dictaminar fallos, siempre a favor de quien sea el presidente del país.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *