Una cosa es segura de las elecciones judiciales: por mucho que se intente defender la percepción de que existe una mala aplicación de la ley y que no existe una verdadera justicia en nuestro país, es real.

Lo anterior es verdaderamente preocupante, cuando el sistema de justicia penal acaba de ser modificado con la finalidad de poder dar respuesta a esta percepción, cuando una de las Secretarias de Estado del sexenio pasado, fue ministra de la suprema Corte de Justicia de la Nación y actualmente quien fuera presidente de nuestro máximo tribunal, es asesor de la actual presidenta.

En tal sentido, pareciera que por gran popularidad que se le otorgue a los sistemas de justicia, no terminan de satisfacer al pueblo de México, porque la respuesta no se encuentra en la popularidad sino en la justicia y si algo nos ha demostrado la historia, es que la popularidad y la justicia no es lo mismo.

Si bien en muchas ocasiones lo justo puede ser aquello que la mayoría piensa o considera, no siempre lo es y lo más importante no es requisito para que sea imparcial y razonable.

Parece que si la apuesta ha sido que las sentencias sean del agrado de la sociedad, nunca saciaremos la búsqueda de justicia de una sociedad, que no pretende que le digan que tiene razón, en un intento desesperado de acallar sus demandas.

En cambio, si se trabaja en instituciones sólidas que garanticen justicia sin importar el precio, que demuestren continuamente que en nuestro país sin importar la persona, ni el caso, ni lo mediático de un asunto, sino que en cada asunto, cada Corte se constituya como un baluarte de justicia, donde sin excepción y aun protegiendo al más débil incluso de la sociedad, se prefiera la verdad que la popularidad y solo de esa manera podremos considerar, que se ha satisfecho con la necesidad de justicia de nuestra nación.

Jfernandoge1@gmail.com

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