A lo largo de los años, la comunidad china ha viajado hacia los rincones más lejanos del mundo, en búsqueda de sueños y esperanzas de una mejor vida. Al principio, como cualquier comunidad migrante, con resistencia y solidaridad, intentaron mantener el corazón vivo lleno de recuerdos. La única forma viable para sostener la melancolía del país que los vio nacer, era celebrando y compartiendo las costumbres. Así fue como los barrios chinos florecieron entre pequeños grupos que se unían, para compartir pedazos de nostalgia y de China en cada oportunidad que se tenía, esto siendo fiestas, comidas o rituales dentro de la ciudad que los acogían.
Con esta táctica, por alguna razón resultó fácil llegar a ciudades vibrantes y bulliciosas, pues esto les permitía adentrarse a la población local de una manera fácil.
El Barrio Chino de la Ciudad de México, aunque no es uno de los barrios más grandes o tradicionales como en otras ciudades del mundo tipo San Francisco o Nueva York, tiene un encanto único. Se encuentra en el centro histórico de la ciudad, en la zona que va desde la calle de Donceles hasta el Eje Central, cerca del Zócalo, la Alameda y el Palacio de Bellas Artes.
Lo más fascinante de este barrio es que en un pequeño recorrido a pie, se puede disfrutar la mezcla de la cultura mexicana con influencias asiáticas. Esto se refleja en la arquitectura, la comida y por supuesto las tiendas y sus decoraciones.
En mi visita hace un par de días, por ejemplo, con tan solo dar unos cuantos pasos quede maravillada por la decoración de las calles cortas y estrechas llenas de luces, globos, sombrillas y figuras decorativas por todos lados, aunado a los árboles de jacarandas que han empezado a florecer y combinan perfecto por las calles principales.
A diferencia de otras zonas céntricas de la Ciudad de México, el Barrio Chino no cuenta con muchos espacios recreativos o parques. Esta zona está más orientada al comercio y al tránsito; y por esa parte es reconocida. Así que si lo que quieren es explorar el lugar y hacer compras, ahí los comercios ofrecen varios productos que van desde ingredientes para la cocina hasta recuerdos, ropa y accesorios únicos.
También, otra de las principales atracciones del Barrio Chino, es su oferta gastronómica porque encuentras muchos lugares con un ambiente acogedor y auténtico que te invita a tomar la verdadera experiencia asiática. En mi caso, los puestos callejeros de pan de arroz y helados de sabores como taro, té y matcha se robaron mi paladar y corazón.
Aunque el barrio tiene su encanto, la infraestructura ya no es la más moderna. Con esto me refiero a que algunas calles están algo deterioradas o grafiteadas, lo cual le da un aspecto no tan atractivo como otras zonas turísticas de la ciudad. Y aunque la zona en sí no es peligrosa, al estar en un área céntrica y concurrida, siempre se recomienda estar alerta de la delincuencia menor, como los carteristas, pero bueno, esto se recomienda por toda la ciudad.
Los mejores días para visitar el Barrio Chino en la Ciudad de México, es sin duda los fines de semana, porque hay más puestos de comida y más tiendas abiertas, además de que se realizan eventos especiales muy ligados a sus calendarios de festividades, como el Año Nuevo Chino. Muy recomendado para el inicio de un viaje al viejo mundo.

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