Las Diócesis de Huejutla y Tula hacen un llamado urgente a la sociedad en general, para apoyar a los damnificados de la Otomí- Tepehua y Sierra Alta y Sierra Norte, tras el paso de las tormentas tropicales recientes y del huracán Priscilla.
Monseñor Juan Pedro Juárez Meléndez, obispo de Tula pidió a las parroquias que forman parte de la Diócesis de Tula mostrar su solidaridad como un signo de caridad cristiana, de esta forma, iniciar la colecta de víveres durante las misas que se realizan entre semana y los fines.
Lo que se reúna, llevarlo para hacer la entrega de manera directa a los lugares designados por el señor Arzobispo Monseñor Oscar Roberto Domínguez Coutolenc.
El obispo de Tula señaló que los daños materiales son cuantiosos en viviendas, caminos vecinales, carreteras y otro tipo de infraestructura, sin contar, el número de personas fallecidas y damnificados quienes requieren de alimentos, ropa, medicamentos y otros artículos que les permitirán salir adelante de esta emergencia.
Refirió que también la Arquidiócesis de Tulancingo ha solicitado apoyo en especie y no en dinero.
“Todos los víveres que se junten a favor de las familias damnificadas, serán entregados en la Basílica Menor de Guadalupe situada en Pachuca y en la Catedral de Tulancingo”.
En el caso de Huejutla, el Obispo José Acosta Beltrán manifestó la importancia de mostrar en estos momentos, la buena voluntad y favorecer a quienes han sufrido de inundaciones y derrumbes principalmente, fenómenos naturales que han afectado dijo, a miles de hogares, actividades agrícolas y ganaderas.
“Como pastor de esta Diócesis de Huejutla, hago atenta la invitación a los feligreses y a todas las personas de buena voluntad, a poner nuestro granito de arena en la ayuda de nuestros hermanos damnificados”.
“Hagámoslo donando ropa limpia y en buen estado, calzado, víveres, productos enlatados, agua embotellada, colchones, colchonetas, cobijas, toallas sanitarias como medicamentos y artículos de primeros auxilios, papel de baño y utensilios de aseo”.
Los centros de acopio serán la oficina y casa parroquial de cada una de las iglesias. Una vez hecha la colecta dijo, los presbíteros elegirán una por área, para concentrar lo colectado y se entregue a los lugares afectados.

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