A principios de semana la senadora de Hidalgo, Carolina Viggiano emitió opiniones sobre la política social que impulsa el partido Morena en México. Muy pronto, sus puntos de vista fueron cuestionados por su par, la también legisladora federal Simey Olvera, quien desató posteriormente la furia de la oriunda de Tepehuacán de Guerrero.

Este capítulo que se desarrolló en redes sociales, no tendría mayor relevancia sino se tratara de dos aspirantes muy reconocidas en sus respectivas trincheras, para ser tomadas en cuenta en el proceso electoral local de 2028.

Aquí vale la pena precisar que según los expertos en comunicación política, adelantarse a los tiempos electorales más de lo debido (como parecer ser el caso), no deja ningún rédito a los que buscan posicionarse por anticipado.

Por el contrario, desgasta más la imagen porque su exposición es más frecuente y los receptores terminan fastidiados. Además, que casi todo lo que tiene que ver con política genera como primera reacción, el rechazo. 

De tal suerte que hay que escoger bien las batallas que se vayan a dar de aquí en adelante, con estas dos representantes que tienen –por lo visto–, mucho que debatir sobre los temas nacionales y locales.

Sobre los datos que las confronta hay poco que decir; Viggiano acepta la reducción de la pobreza en el estado de Hidalgo según los indicadores de INEGI, pero subraya las otras carencias que se mantienen en la medición de este fenómeno social. Por ejemplo, el rezago educativo y la carencia en los servicios de salud. Al contrario, Olvera enfatiza en la reducción de la pobreza y otros datos que conforman el indicador multidimensional que hace unos días se dio a conocer.

Los que conocen los perfiles citados, sabrán que la numeraria es cosmética. Hay heridas profundas que vienen de lejos y que parece no han sanado. Hay que decir, al respecto, que Viggiano ha llevado la peor parte porque viene de perder dos elecciones. La primera por el gobierno de Hidalgo y la segunda la senaduría de mayoría, por la misma entidad.

Su cargo actual, por tanto, es producto de aquel mecanismo llamado primera minoría, donde el que obtuvo el segundo lugar en aquella elección, puede integrar el senado para darle mayor representación.  

No obstante, eso no le resta nada. Hoy es senadora igual que los 128 que integran ese recinto. Pero por lo visto, dentro de sus impetuosas argumentaciones, si es importante para la también secretaria general del PRI nacional, cuántos votos la respaldan.    

En fin, se antoja pensar que este es solo el preámbulo de lo que vendrá más adelante. Estas dos políticas, no se quedarán con nada en el pecho cuando se trate de debatir. Las dos son conocidas por la intensidad que le imprimen a sus ideas y principios.

Solo resta decirles que sería mejor dedicar toda esa energía, a realizar sus actividades actuales. La legislación federal que se realiza en el Senado, es muy importante para esta nación. Y quizá en su momento (si las condiciones y sus partidos lo deciden), tendrán otros espacios para seguir debatiendo.

Hasta que eso ocurra, seguramente tendremos por parte de los dos personajes otros amagos y otras provocaciones en el lenguaje que prometen ser reveladoras, pero solo anecdóticas para la política estatal. 

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